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No hay genética sin ética

publicado
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En Estados Unidos grandes empresas de biotecnología recurren a especialistas que asesoren en los problemas éticos

Desde hace algún tiempo, compañías de la industria biotecnológica norteamericana están contratando a expertos en ética para resolver los problemas morales que se les presentan en sus investigaciones. Algunos piensan que lo hacen porque las compañías desean tener una buena imagen y prefieren elaborar ellas mismas un código de conducta antes que se lo imponga el gobierno. Sin embargo, bastantes personas dentro de la industria de biotecnología creen que este interés por la bioética es producto de la preocupación de la sociedad. La industria está compuesta por personas que crecieron durante los años sesenta, cuando la polución medioambiental, la utilización de recursos científicos para la guerra y el mal uso de la energía nuclear fueron objeto de gran atención en el país.

Según informaciones del International Herald Tribune (9-V-96) que reflejan esta tendencia, la compañía británica de medicamentos SmithKline Beecham PLC, concedió el pasado otoño un millón de dólares a la Universidad Stanford para comenzar un nuevo programa de ética genética. Y recientemente la Organización de la Industria Biotecnológica, la mayor organización estadounidense de este sector, ha creado un comité ético que se ocupará principalmente de asesorar sobre qué tipo de investigaciones deben o no emprenderse y cómo asegurar el respeto a la privacidad en el diagnóstico genético.

Estos especialistas en ética deben enfrentarse a preguntas como: ¿Debe ocultarse a los empresarios y a las compañías de seguros médicos la información genética de los trabajadores que tengan mayor riesgo de sufrir un tipo de enfermedad? ¿Podría utilizarse esa información para denegar ciertas ayudas a esos trabajadores? ¿La terapia que corrige los genes defectuosos puede ser utilizada para manipular genéticamente los embriones con el fin de crear niños a la carta?

También hay quien dice que las empresas quieren cubrirse las espaldas ante posibles querellas, para poder demostrar ante los tribunales que han tenido en cuenta las cuestiones éticas. En estos momentos la industria de ingeniería genética comercializa 39 medicamentos y 23 productos agrícolas.

Por otro lado, la Vanderbilt University School llevó a cabo hace poco un estudio para conocer la actitud de la gente frente a los tests genéticos, si se les ponían a su alcance de forma gratuita. Se anunciaron en todas las clínicas de la ciudad estadounidense de Nashville (Tennessee), como tests gratuitos para descubrir la mutación que causa la fibrosis quística. El resultado fue que sólo un 1% de las 125.000 personas que visitaron las clínicas durante esos días se prestaron a hacerse el test. Como parte del experimento se realizaron 635 entrevistas paralelas, y la mayoría de la gente declaró que le disgustaba el test, que se sentían inquietos por los resultados, aunque aceptarían realizar una prueba para saber si portaban alguna enfermedad hereditaria. Finalmente, sólo 4 de las 411 personas que dijeron que sí aportaron una muestra de sangre para el test.

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