Los derechos del embrión humano, a debate en Europa

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Mientras en España apenas se oye hablar del no nacido con motivo de la reforma de la ley del aborto, en las instituciones europeas los derechos del embrión humano están de actualidad. El 10 de abril, el Parlamento Europeo celebró una audiencia pública sobre la iniciativa ciudadana europea “One of Us” (Uno de los nuestros). Y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos tiene prevista para junio una audiencia sobre un caso relativo al estatuto jurídico del embrión humano.

El 28 de febrero, la Comisión Europea recibió de forma oficial la iniciativa ciudadana europea “One of Us”, cuyo objetivo es que la UE no financie investigaciones ni programas que supongan la destrucción de embriones humanos e impedir que con la ayuda comunitaria al desarrollo se financie la práctica o la promoción del aborto (cfr. Aceprensa, 8-01-2013).

Es la segunda iniciativa ciudadana europea que ha conseguido alcanzar el número de firmantes requeridos: al menos, un millón de ciudadanos de la UE, con un número mínimo de firmantes en siete Estados miembros. “One of Us” ha logrado con creces estos requisitos: la Comisión ha dado por válidas 1,7 millones firmas (de las casi 1,9 millones presentadas) y el umbral mínimo se ha superado en 18 países.

La Comisión decidirá el 28 de mayo si presenta o no una propuesta legislativa. De momento, este jueves se ha celebrado una audiencia pública en el Parlamento Europeo, donde partidarios y detractores de la iniciativa han expuesto sus argumentos. También asistieron los comisarios de Investigación y de Desarrollo Exterior.

De acuerdo con la doctrina del Tribunal de Estrasburgo, los Estados miembros pueden “elegir legítimamente tratar al no nacido como una persona y proteger su vida”

Vaciar de sentido una iniciativa ciudadana
En realidad, el debate sobre la iniciativa comenzó unas horas antes de la audiencia, cuando se dio a conocer el orden del día y los ponentes. Grégor Puppinck, uno de los promotores de “One of Us”, hizo notar en una carta a la socialista Teresa Riera, encargada de presidir la audiencia, que la mayor parte del tiempo del acto lo iban a agotar las ponencias de los eurodiputados. El caso más llamativo es el del eurodiputado socialista Michael Cashman: pese a haber declarado públicamente que su objetivo es tumbar la iniciativa, se le reservaban tres intervenciones.

Pero no es el único: como explica J.C. von Krempanch en el blog Turtle Bay and Beyond, especializado en política, instituciones y leyes internacionales, la mayoría de los eurodiputados invitados a hablar en la audiencia son contrarios a “One of Us”. “Mientras el sentido común haría esperar que la audiencia es una oportunidad para que los políticos escuchen a los ciudadanos, el Parlamento Europeo y la Comisión quieren que sea al revés: los promotores de la exitosa petición deberían escuchar a lo que los políticos les tienen que decir”.

Esto le lleva a cuestionar la utilidad del que ha sido considerado uno de los mecanismos de participación estrella diseñado por el Tratado de Lisboa: “Existe un riesgo de que la nueva institución de la ‘iniciativa ciudadana europea’ creada en 2012 para dar voz a los ciudadanos se convierta en todo lo contrario”.

Uno de los eurodiputados que sí defendió “One of us” fue el holandés Peter van Dalen, del Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos. “Esta iniciativa pide trasvasar fondos de investigación con células madre [embrionarias] hacia otras que exploran, por ejemplo, trabajar con células del intestino”.

Los promotores de “One of Us” crean una federación para defender la vida ante las instituciones comunitarias

La evolución de las investigaciones con células madre han dio demostrando que las células embrionarias no han superado sus problemas, mientras que las células madre inducidas, que no exigen destruir embriones, son las que están dando resultados más prometedores ya en ensayos clínicos.

En 2012, la UE destinó 321 millones de euros a programas de salud sexual y reproductiva en países en desarrollo.

El pasado fin de semana, en Cracovia, los coordinadores de la iniciativa “One of Us” decidieron poner en marcha una federación para defender la vida ante las instituciones comunitarias. Su objetivo es “asegurar que siempre haya una voz europea que defienda el derecho a la vida y la protección al embrión humano”.

La vida del “nasciturus” merece protección
A la espera de que la Comisión Europeadecida si deja de financiar o no la investigación con células madre embrionarias, el próximo 18 de junio el Tribunal de Europeo de Derechos Humanos comenzará en Estrasburgo una audiencia sobre el caso Adelina Parrillo v. Italia, relativo al estatuto del embrión humano.

Las iniciativas ciudadanas europeas están para que los políticos escuchen a los ciudadanos, y no al revés

En 2002 Adelina y su marido decidieron congelar cinco embriones, obtenidos por reproducción asistida, para implantárselos más tarde. Pero el marido falleció un año después, por lo que Adelina desistió. En diciembre de 2003, Italia aprobó una ley que prohíbe destruir embriones humanos e incluso experimentar con ellos (cfr. Aceprensa, 17-12-2003).

Adelina quiere destruir que esos embriones se destruyan. En 2011, Adelina decidió demandar al Estado italiano ante el Tribunal de Estrasburgo. Sus principales argumentos son que la ley italiana vulnera sus “derechos de propiedad” sobre los embriones congelados y su derecho a la intimidad.

El European Center for Law and Justice (ECLJ) –una ONG dedicada a la defensa de los derechos humanos, que goza de estatus consultivo ante la ONU– ha sido autorizado a presentar su opinión ante la Corte de Estrasburgo. El amicus brief del ECLJ insiste sobre todo en que los embriones no pueden ser objetos de propiedad pues ellos mismos son sujetos de la ley, como reconoce la legislación italiana.

El ECLJ, del cual es director Grégor Puppinck, recuerda también que el Tribunal de Estrasburgo deja a cada Estado miembro “un amplio margen de apreciación”, de modo que puede “elegir legítimamente tratar al no nacido como una persona y proteger su vida” (cfr. A., B. & C,. v. Irlanda, 16 de diciembre de 2010).

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