“La eutanasia es lo contrario de la medicina”

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El Dr. Lucien Israël, 83 años, es un célebre oncólogo francés de familia judía. Es miembro de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, y vicepresidente de la Unión Nacional Inter-Universitaria. En unas declaraciones a Rodolfo Casadei, publicadas en www.tempi.it mantiene que la eutanasia es incompatible con la profesión médica e innecesaria.

“He visto muchas veces llegar al hospital enfermos graves al punto de estar sumidos en un estado de semi-coma. Y cuando los sacábamos de ese estado con una reanimación adecuada me decían: ‘¿Cuándo me da el alta? Me gustaría algún día ir a la Costa Azul para recuperarme’. Pensando en estos pacientes, me digo que si hubiese estado autorizado por un ‘testamento biológico’ escrito, encontrado por casualidad entre sus papeles, a abreviar activamente sus vidas mientras estaban en semi-coma, habría cometido un verdadero y auténtico crimen, incluso contando con el apoyo de la familia y de la ley.”

Cualquier dolor se puede calmar

Israël dice que pocas veces eran los pacientes los que le pedían que abreviase su vida. “Más a menudo ocurría que las familias de los enfermos graves me decían que no podían soportar las peticiones de eutanasia de su familiar. Entonces yo les respondía: ‘Un médico no puede matar a un semejante. Hace todo lo que es necesario para aliviar sus dolores físicos y a sus dificultades psicológicas a través de las curas, la amabilidad y todo lo que le haga percibir que hay alguien a su lado que se ocupa de él. Pero está fuera de toda duda que yo o uno de mis alumnos aceptemos matar a un semejante”.

“Los médicos estamos para dar a los pacientes el máximo de confort, de ayuda y de amistad al mismo tiempo. Un enfermo -pero también una persona sana- no debe poder imaginar nunca que los médicos serían capaces de darle la muerte.”

“Los médicos que aprueban la eutanasia lo hacen porque no pueden soportar ver un ser que sufre y porque no han recibido la formación espiritual que conviene a la medicina, y se dicen: ‘Que muera mañana o que muera dentro de seis semanas, qué más da, así que prefiero terminar con esto ahora’. No puede ofrecerse esta imagen del médico a los estudiantes de medicina, si no se quiere que ésta se convierta en algo terrible. Es absolutamente indispensable manifestar el respeto total por la vida humana, sobre todo porque en la actualidad estamos en condiciones de aliviar todas las manifestaciones de dolor, y en consecuencia las personas de las que nos ocupamos no tienen por qué sufrir insoportablemente. Al contrario: reciben una ayuda todos los días gracias a las atenciones de enfermeros y médicos. En la medida en que nos ocupamos de los pacientes de esta manera, no se nos pide la eutanasia.”

En peligro el pacto entre generaciones

Incluso cuando el paciente ya no puede curarse, hay que saber cuidar al paciente terminal. “Años de trabajo frente a la enfermedad me han enseñado que la de curarse no es la única petición del enfermo grave. A veces él, dentro de sí, sabe que esto no es posible, pero necesita encontrar seres humanos que reconocen, mediante sus cuidados, el valor sagrado de su vida. Si siente que estamos a su lado, el enfermo llega incluso a aceptar que la vida humana es limitada y a aceptar su destino. En cambio, no lo aceptará si no hay alguien que se dedique a él, y tiene razón.“

Para Israël, la eutanasia rompería la solidaridad entre generaciones. “Nos arriesgamos a que las personas puedan pensar que el día en que caigan enfermas habrá alguien que encontrará normal matarlas. Y en cambio es necesario que cada uno de nosotros sepa que no sufrirá, porque se hará todo lo que se pueda para que no sufra. Es necesario que todos sepamos que será considerado un ser humano íntegramente, cualquiera que sea su condición patológica, y que los médicos se han formado para la dedicación al enfermo, para impedir el sufrimiento y manifestar la compasión.”

No es una cuestión religiosa

“En Holanda un médico tiene el derecho de practicar la eutanasia y puede hacerlo en muchas circunstancias; basta con que el enfermo manifieste despego a la vida y con que él no tenga confianza en el éxito del tratamiento o en una mejoría de la calidad de vida del paciente. Y este médico se considera útil a la sociedad, porque se dice a sí mismo: ‘Yo mato a estas personas, pero es sólo para no hacerlas sufrir’. Pero ésta no es la imagen de sí que un médico debe proyectar en la sociedad, y mucho menos en su propia alma. Repito: hoy es posible calmar todos los sufrimientos, no hay razón ninguna para invocar la eutanasia con este argumento. Se priva de cualquier dignidad a la profesión médica si se acepta como principio que un médico tenga el derecho de matar.”

“Por lo que a mí respecta, mi posición no depende de consideraciones religiosas: un médico, sea lo que sea, agnóstico o creyente, no debe arrogarse el derecho de quitar la vida a nadie, cuando en realidad está para aliviar sus sufrimientos.”

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