Impacto del ébola entre los trabajadores sanitarios

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Los trabajadores de la salud se encuentran entre los más afectados por el virus del ébola allí donde se han registrado brotes de la enfermedad. Según la OMS, hasta el momento se contabilizan 428 sanitarios enfermos: 76 en Guinea, 209 en Liberia, 11 en Nigeria, 129 en Sierra Leona, una en España y dos en EE.UU.

De ellos, han muerto 236 –40 en Guinea, 96 en Liberia, 5 en Nigeria y 95 en Sierra Leona–, una fracción de los 4.438 fallecidos que ha dejado el brote. En este fatal índice inciden factores como las pésimas condiciones de los sistemas de salud de los países africanos afectados, la carencia de medios y la escasez de personal (uno o dos por cada 100.000 personas, frente a los 37,1 por cada 10.000 con que cuenta España), lo que motiva una mayor exposición de los que ya prestan asistencia a los enfermos.

Según Margaret Chan, directora de la OMS, se precisan unos 500 o 600 profesionales extranjeros para que se unan a la labor del millar de trabajadores sanitarios de las naciones afectadas. China ha enviado 59 médicos y expertos en técnicas de laboratorio, que se unirán a los 115 trabajadores sanitarios de ese país que ya están en el terreno, mientras que Cuba ha concentrado en Sierra Leona a 165 profesionales de la salud que ya prestaron servicio en África en ocasiones anteriores.

EE.UU. enviará un contingente de 3.000 militares con los que levantará unidades de tratamiento en las áreas afectadas y entrenará a unos 500 sanitarios locales cada semana, al tiempo que ubicará a 65 especialistas en Monrovia, la capital liberiana, para asistir a los doctores y enfermeros que puedan contraer el mal.

Por otra parte, ha trascendido que uno de los peligros añadidos es que la lucha contra el ébola ejerce cada vez más presión sobre los escasos recursos sanitarios de los países golpeados, lo que resta medios materiales y humanos a la atención de enfermedades curables que no han dejado de estar ahí ni un instante, como la malaria, los procesos diarreicos agudos o la neumonía.

Ya antes del brote de ébola, la esperanza de vida en estos países africanos estaba entre las más bajas del mundo: 57,4 años en Sierra Leona, 58,2 en Liberia y 59,6 en Guinea.

En 2012, se produjeron en el mundo unas 612.000 muertes por causa de la malaria, el 90 por ciento de ellas en África. El índice de mortalidad se ha reducido en un 42 por ciento desde 2000, pero como se advierte, las cifras siguen siendo demasiado altas.

En cuanto a las enfermedades diarreicas, estas constituyen la causa del cuatro por ciento de las muertes ocurridas en todo el mundo cada año, lo que significa el fallecimiento de 2,2 millones de personas, niños en su inmensa mayoría, y de países subdesarrollados. Enfermedad vinculada a la pobreza, su prevención pasaría por garantizar el acceso al agua potable y una correcta higiene personal y de los alimentos, algo que es una quimera en muchísimos sitios de África.

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