No es raro topar con imágenes o informes sobre la mala situación de los ecosistemas africanos. Pero en muchos casos, las noticias sobre la crisis ecológica africana son estereotipos deformados que inducen a aplicar medidas perjudiciales. Estas son las conclusiones del libro The Lie of the Land, publicado por el Instituto Internacional Africano.
El libro hace un llamamiento a luchar contra los problemas reales. Por ejemplo, se dice que el Sahara avanza de forma imparable, y por eso se invierten fuertes sumas en programas contra la desertización, cuando lo cierto es que el desierto tiene unos límites que fluctúan de manera natural. También se cree que África occidental sufre deforestación, aunque más bien ha ocurrido lo contrario en las últimas décadas. Otro tópico relaciona los claros en los bosques con los incendios, pero el problema son las talas para obtener tierras cultivables. O se dice que las tribus tienen que trasladarse con sus ganados fuera de los parques naturales para mantener los pastos que necesitan los animales salvajes, cuando no existe tal conflicto.
Los editores, Melissa Leach y Robin Mearns, no se quedan en los desmentidos, sino que alertan a las organizaciones internacionales para que apliquen soluciones más eficaces. Unas veces el problema es que no se ha planteado bien el problema y se dan soluciones erróneas, como sucede con los programas para evitar la desertización subsahariana. Otras veces, los proyectos occidentales no buscan atajar la crisis ecológica, sino reformar las economías locales o explotar determinados cultivos para que los beneficios de la exportación de los productos contribuyan al pago de la deuda externa del país. Y en esos casos sí sufre el medio ambiente, según el portavoz de Action Aid en Londres.
