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España, meca europea de la reproducción asistida

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Las clínicas españolas de fecundación asistida parecen gozar de cierta fama en el ámbito internacional. Unas mil mujeres extranjeras recibieron tratamiento de reproducción asistida en España el pasado año. El atractivo se debe a que la legislación española es más permisiva que la de casi todos los otros países europeos.

Los datos de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE) muestran que en España la tasa de éxitos de la reproducción asistida es superior a la media del continente (1). Las clínicas españolas consiguen el embarazo en el 32,4% de los tratamientos con fecundación «in vitro» (FIVET; media europea: 28,4%) y en el 34,3% de los tratamientos con inyección intracitoplásmica de esperma (ICSI; media europea: 28,7%).

Pero el «secreto» de este alto rendimiento no está en la superior calidad técnica, sino en el uso intensivo de embriones. Por término medio, en Europa se emplean 11,1 embriones para conseguir un parto con FIVET o ICSI; en España hacen falta 13,5.

El número de embriones transferidos por ciclo de FIVET o ICSI es también muy alto en España. En el conjunto del continente, en la mayor parte de los tratamientos, el 46,7%, se transfieren dos embriones, cosa que las clínicas españolas solo hacen el 22,1% de las veces. Lo más común en España es transferir tres embriones (44,4% de los ciclos, frente al 33,3% de media en Europa). Sobre todo, llama la atención el porcentaje de casos en que se transfieren cuatro o más embriones: 24,1%, el más elevado después de Grecia y Hungría, y muy por encima de la media (6,8%).

Una consecuencia es que en España la fecundación asistida da lugar a más embarazos múltiples: 32,4% de los casos, frente a una media continental del 26,4%. Y la razón es que la ley española es una de las que no impone límites al número de embriones que se pueden transferir (en la práctica, pues el tope teórico de tres queda anulado por una lista de excepciones en la que cabe todo). También es muy laxa en cuanto a otros requisitos: no exige que la mujer esté casada ni en relación estable con un hombre, y permite la donación de óvulos o semen aportados por terceros (donación heteróloga). En Europa occidental, solo Holanda tiene una ley tan laxa como la española.

Se deduce que las mínimas condiciones éticas puestas en España para realizar un tratamiento de fecundación asistida son un reclamo para mujeres extranjeras que encuentran obstáculos en la legislación de su país de origen. El Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) es la mayor clínica del sector en España. En 2004, cerca de un tercio de los 2.400 tratamientos que realizó fueron a extranjeras. La mayoría vinieron de Alemania (31%) o Italia (20%), países que exigen matrimonio o al menos relación estable, y no permiten la donación heteróloga (en Alemania, no la de óvulos pero sí la de semen) ni transferir más de tres embriones por ciclo. Siguen las clientes británicas e irlandesas (17%), suizas (10%) y portuguesas (7%), más números menores de sudamericanas y asiáticas. En la clínica Mar&G de Granada, donde el 80% de las clientes residen fuera de España, la mayoría de las extranjeras acuden por la amplia disponibilidad de óvulos, según los responsables del centro, y son sobre todo francesas, el 60%, o italianas, el 35% («El País», 24-01-2005).

Estados Unidos, demasiado caro

Otro incentivo para ir a España es el precio, menor que en otros países próximos. Este motivo es el principal para las mujeres de Estados Unidos que se convierten en «turistas» de la reproducción asistida, explica «International Herald Tribune» (26-01-2005).

Las 355 clínicas de este país destacan por su tecnología, pero sus elevadas facturas hacen que «algunas mujeres acudan a lugares como Sudáfrica, Israel, Italia, Alemania o Canadá, donde los costes son mucho más bajos». De hecho, una clínica israelí va a abrir un centro de reproducción asistida en la República Dominicana para atraer más fácilmente a las mujeres de Estados Unidos que no puedan pagar el tratamiento en su país.

En Estados Unidos el coste de un tratamiento de reproducción artificial es de 12.400 dólares, por término medio. En cambio, los precios en Italia oscilan entre 2.000 y 4.000 dólares, y los medicamentos necesarios cuestan unos cientos de dólares, mientras que en Estados Unidos ascienden a algunos miles.

José María Fernández Fuentes_____________________(1) A.N. Andersen, L. Gianaroli y K.G. Nygren, «Assisted reproductive technology in Europe, 2000. Results generated from European registers by ESHRE», Human Reproduction (2004; 19(3):490-503).

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