El Parlamento alemán, contrario a la manipulación de embriones

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Aquisgrán. El canciller alemán, Gerhard Schröder, no logrará sacar adelante su plan de autorizar la manipulación de embriones humanos en esta legislatura. Tal es la conclusión del debate, celebrado el 31 de mayo en el Bundestag de Berlín, sobre el diagnósticopre-implantatorio (PID) y la investigación con «células madre» procedentes de embriones.

La discusión parlamentaria duró cinco horas y participaron 42 diputados. No se trataba de preparar resoluciones concretas, sino de sondear las posturas de los partidos. Como se comprobó en el debate, los Verdes se oponen de modo casi unánime; en el otro extremo se encuentran los liberales (FPD), cuyo portavoz parlamentario, Wolfgang Gerhardt, fue el único orador que abogó por el diagnóstico pre-implantatorio (PID)-hasta ahora prohibido en Alemania- por su importancia «para la política de investigación». Finalmente, tanto entre socialdemócratas como democristianos (CDU) hay división de opiniones. La divergencia en el seno de la CDU se vio en el duelo entre dos de sus diputados: Hubert Hüppe en contra del PID, Peter Hintze a favor.

Schröder dio la sorpresa al no sentarse en el «banco azul» del gobierno, sino en su escaño de diputado. Pero acaparó la atención de los medios no solo por este juego táctico, sino también por distanciarse con mucha más claridad que hasta ahora del presidente Johannes Rau (cfr. servicio 79/01). El canciller abogó abiertamente por una admisión limitada del PID y de la investigación con «células madre» procedentes de embriones. «La hora del Parlamento» se convirtió en la «hora del canciller». Lo que Schröder ya sospechaba ha quedado claro después del debate: con el actual Bundestag, no es posible modificar la «Ley alemana de protección de embriones», tal como le gustaría (cfr. servicio 32/01). «Durante el actual periodo legislativo no hay mayoría para una Ley de ingeniería genética a su gusto, ni siquiera dentro de su propio grupo parlamentario», comenta el Frankfurter Allgemeine Zeitung (1-VI-2001). Y el diario continúa: «Si el plan de Gerhardt para el PID se lleva a la práctica con la ayuda de Schröder, después de un cambio de coaliciones tras las próximas elecciones generales, el diagnóstico pre-implantatorio no será principalmente una ayuda para la mujer que desea tener un hijo, sino un pretexto para producir embriones con fines de investigación».

El cardenal de Colonia, Joachim Meisner, en una entrevista que reproduce Die Tagespost (2-VI-2001), contestaba a Schröder: «Nadie tiene derecho a producir embriones, pues la transmisión de la vida no se puede separar de la entrega amorosa entre un hombre y una mujer». A la pregunta retórica del canciller: «Ante la alternativa de tirar los embriones, ¿no sería justificable utilizarlos para la investigación?», el cardenal replica: «El canciller parte de premisas falsas. No se puede aniquilar a ningún ser humano; toda persona humana tiene derecho a la vida». Y frente a Jürgen Rüttgers, antiguo ministro de Investigación en la era Kohl, dice: «Hay un partido que lleva la ‘C’ en su nombre y que invoca siempre la visión cristiana del hombre. Pues ahora se trata del hombre mismo. Si el Sr. Rüttgers dice que quiere ir por la vía del centro, yo le pregunto: si a la izquierda está la muerte y a la derecha la vida, ¿qué es el centro?».

José M. García Pelegrín

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