El modelo español: un referente mundial

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Una versión de este artículo se publicó en el servicio impreso 69/14

El último informe de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), con datos de 2013, muestra el éxito de la red de trasplantes en España. Por ejemplo, el número de donantes por millón de habitantes fue de 35,1 en 2013, frente a 25,8 de Estados Unidos o 19,2 de la UE. Además, la tasa ha crecido de manera estable desde los 14,3 por millón de 1989, año en que se creó la ONT.

También crecen, en este caso hasta un máximo histórico, el número de trasplantes: 4.279 en 2013. Aunque los renales siguen suponiendo la mayoría (60%), en los últimos años han crecido fuertemente los de pulmón e hígado. Los trasplantes de riñón procedentes de personas vivas, aquellos cuya necesidad más se siente en Estados Unidos, se han multiplicado por diez desde 2002 (en 2013 fueron 382), y ya suponen el 15% de todos los trasplantes renales.

El número de personas en lista de espera permanece más o menos estable, lo que significa que el ritmo de trasplantes se corresponde aproximadamente con el de la demanda de órganos, aunque habría que restar el de las personas que han muerto durante la espera.

España lleva más de 20 años a la cabeza del mundo en proporción donantes-población

Y todo ello sin recurrir a los incentivos económicos. De acuerdo con las indicaciones de la OMS y la ONU, la legislación española prohíbe este tipo de retribuciones. En cuanto a las donaciones de personas muertas, la ley establece un sistema de “consentimiento presunto” (opt-out system, como se conoce en el ámbito médico anglosajón), por el que se supone en el fallecido una disposición favorable a la donación de sus órganos a no ser que expresamente haya advertido en sentido contrario. No obstante, en la práctica siempre se requiere el consentimiento de la familia para poder utilizar estos órganos.

Listas de espera, estables

Rafael Matesanz, fundador y director de la ONT, es una de las figuras internacionales más respetadas en el campo de los trasplantes. Ha respondido a las preguntas de Aceprensa sobre el modelo español y los riesgos asociados a los incentivos económicos para las donaciones, incluso cuando esta práctica se guía por buenas intenciones.

Como razones del éxito del modelo español, el doctor Matesanz señala fundamentalmente dos: en primer lugar, la generosidad de la población. Sin esta buena disposición, cualquier esfuerzo sería en vano. En segundo lugar, el Sistema Nacional de Salud cuenta con una red bien organizada y coordinada que asegura la buena gestión de las donaciones. Esto, unido a los medios técnicos y la cobertura universal a los pacientes, garantiza las condiciones necesarias para que el sistema funcione.

El resultado es que, como explica el doctor Matesanz, España sea prácticamente el único país del mundo donde el número de personas en lista de espera –y el tiempo medio que se pasa en ellas– se mantenga estable o incluso decrezca anualmente.

Las donaciones inter vivos siguen siendo mayoritariamente entre personas conocidas. La opción del “buen samaritano” –una persona que dona un órgano a quien más lo necesite, y renuncia a conocer a su destinatario final– experimentó un auge cuando se conocieron los primeros casos realizados en España (2010), pero después se ha estabilizado en unos números apenas significativos en relación al total de donaciones.

El aumento de la edad media de los donantes y de los receptores es una tendencia mundial relacionada con el envejecimiento demográfico, y por ello más visible en aquellos países más afectados por él, como España. Según explica el doctor Matesanz, hoy en día se están realizando transplantes a personas de más de 80 años, algo impensable hace apenas dos décadas. Aunque en algunos trasplantes es importante que las edades del donante y del receptor se correspondan –por ejemplo en el de riñón–, en otros, como el de hígado o pulmón, se están consiguiendo resultados positivos incluso cuando no se da esa correspondencia.

Contra la remuneración

En cuanto al debate sobre la remuneración económica por las donaciones, Rafael Matesanz señala que la ONT se opone, tanto por motivos éticos como por el riesgo –más que probable, según él– de que se produjera un mercado de órganos que explotara a los más pobres. Además, el ejemplo de España demuestra que este tipo de remuneraciones no son necesarias. En cambio, la ONT sí es favorable a eliminar los desincentivos que retraen a algunas personas de donar, a través de una compensación por el periodo laboral perdido en la operación y la convalecencia.

Con todo, Matesanz recela de algunas de estas propuestas; o más bien de quienes las proponen. Considera que la petición de retirar los desincentivos es solo el primer paso para reclamar después un mercado de órganos liberalizado. En Estados Unidos –explica–, el debate sobre la remuneración económica a los donantes se ha planteado más por economistas o por lobbies que por la comunidad médica.

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