“El gobierno indio no tiene presupuesto para combatir los fármacos falsos”

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La India es uno de los países donde más medicamentos falsos se producen. En 2013, una investigación concluyó que en un hospital en el Himalaya habían muerto unos 8.000 pacientes en cinco años a causa de una infección, porque el antibiótico utilizado para combatirla no contenía el principio activo.

Aceprensa conversó con Suresh Sati, un investigador que persigue casos como este, y que fue entrevistado para el documental Medicamentos falsos: una amenaza global. Para él, quienes se lucran con esta actividad son sencillamente “asesinos”.

— ¿Por qué está tan difundido en la India el fenómeno de los medicamentos falsos?

— Los fármacos falsos son un problema global, pero en efecto, en la India representan una gran amenaza. Puedes encontrar no solo medicinas fraudulentas, sino cosméticos, productos de aseo como champús, jabones, cremas para bebé, especias… Puedes hallar incluso semillas falsas, pesticidas, piezas de coches, y artículos eléctricos, que son los favoritos de fabricantes y comerciantes inescrupulosos. ¿Por qué ocurre esto? Porque para los dueños de las marcas es un problema que el gobierno tiene que resolver, pues ellos ya pagan impuestos, pero el gobierno no tiene ni siquiera las estadísticas de esto, por lo que la amenaza continúa expandiéndose. En mi opinión, solo las marcas pueden diferenciar entre el producto original y el falso, pues es su creación. Hay que añadir que una gran cantidad de empresas tienen sus productos manufacturados por otras compañías, gracias a un préstamo de licencia. Y un consumidor o un funcionario gubernamental no tienen el conocimiento necesario para dinstinguir entre el original y el falso. Se precisa debatir entonces si cuando alguien muere debido al consumo de un fármaco fraudulento, el responsable es el gobierno o la compañía fabricante.

Sin recuento de víctimas

— Dice que no existen estadísticas sobre el número de muertes provocadas por esto. ¿Ha conocido Ud. casos particulares en este sentido?

— No, no las hay. Es sorprendente que no haya un solo caso reportado por un médico que diga que un paciente ha muerto debido a un medicamento falso. Puedes ver que, cuando vas a un doctor para que te diagnostique, él te prescribe algunas medicinas. Pero si después de algunos días no te sientes bien y te quejas, te cambia la medicación y nunca se detiene a considerar si su primer diagnóstico fue el correcto o si el fármaco que tomó el paciente puede no haber sido auténtico.

— ¿Cómo organizan su actividad criminal los laboratorios y fabricantes clandestinos?

— Primero hay que decir que un número de pequeñas fábricas de genéricos a las que no les va bien en el negocio están siendo atraídas por esto. Un número de distribuidores mayoristas obtienen las falsificaciones fabricadas a través de ellos. Durante una investigación me topé con uno de estos mayoristas que se había convertido en fabricante y distribuidor de medicamentos falsos, tras invertir solamente dos millones de rupias (26.000 euros). La inspección reveló que estaba comprando píldoras, con la forma y el diseño requerido, a un pequeño fabricante de una aldea cercana a Delhi. Había llegado a un arreglo con el dueño de una imprenta para que le suministrara el embalaje de las píldoras, y con otro inescrupuloso para que le diera las cajas. Después, él mismo les estampaba la fecha de fabricación y la de caducidad. Te sorprenderá saber que, con solamente invertir dos millones de rupias, ganó más de 10 millones (casi 140.000 euros).

Sorprenderlos con las manos en la masa

— En particular, ¿cómo combate Ud. tan peligroso comercio? ¿Cuáles han sido los casos más difíciles con los que se ha visto obligado a lidiar?

— Hacerle frente al problema de los medicamentos falsos requiere tiempo, paciencia, financiación y trabajo duro. He podido hacerlo satisfactoriamente por la estrategia que he adoptado. Tras confirmar que alguien está en esa actividad, trato de contactarlo bajo la apariencia de ser un cliente y comprar algunas muestras de las medicinas. Las llevo entonces al laboratorio, y si luego el informe confirma que se trata de fármacos falsos, llega el momento de atraparlo con las manos en la masa. Pero no los fabrican todos los días. No sabemos cuándo podremos encontrar stocks de medicamentos en las máquinas, por lo que tratamos de penetrar el modus operandi diario del infractor, o de convencer a alguno de los trabajadores. Cuando nuestro informante tiene la certeza del momento en que se van a producir las falsificaciones, entonces planificamos las redadas. Y todos los casos son difíciles. Para que el éxito sea completo, necesitamos romper la cadena, o sea, ir no solo a por el fabricante, sino a por el impresor de los blísteres, el de las cajas, el que suministra las tabletas o cápsulas, y el distribuidor.

Faltan recursos

— ¿Cómo le va al gobierno indio en su enfrentamiento a este problema? Dada la actual situación, ¿cuáles son las principales insuficiencias?

— El gobierno ha tomado varias decisiones para enfrentar esta amenaza y el Departamento de Control de Fármacos y otras agencias encargadas están esforzándose para erradicar el problema. Pero como dije con anterioridad, tampoco es fácil para ellos identificar los fármacos fraudulentos. No pueden dedicar suficientes recursos ni informantes a esta tarea, porque no tienen presupuesto. De hecho, se ha implantado un sistema de denuncias que ha fracasado por las razones ya conocidas.

— En su opinión, ¿qué tendrían que hacer las grandes compañías farmacéuticas para combatir esta actividad de modo satisfactorio?

— Es una buena pregunta. Las grandes farmacéuticas conciben plataformas con este objetivo, e incluyen a organizaciones no gubernamentales. Pero lo he dicho en todas mis entrevistas con medios locales e internacionales: todas están gastando enormes sumas en discusiones, seminarios, etc., y no en las raíces del asunto. Deben poner el segundo plano las marcas y los intereses de la compañía, sumar a profesionales con vasta experiencia en este tema para formar una red de información contra los falsificadores, y emprender acciones para desbaratar la estructura.

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