Aumentan las evidencias sobre los efectos negativos del aborto en la salud mental

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Ningún estudio ha demostrado que el aborto inducido produzca una mejor evolución de la salud mental de la mujer.

Ninguna investigación ha concluido que el aborto inducido se asocie a una mejor evolución de la salud mental, como muchas veces se argumenta para promover la interrupción voluntaria del embarazo, y, en cambio, la observación médica sí que encuentra cada vez más consecuencias psicopatológicas derivadas de estas intervenciones- Así se desprende de los trabajos presentados en la mesa redonda “Embarazo, su interrupción y salud mental”, durante el VII Congreso de la Asociación Española de Bioética y Ética Médica (AEBI) “Bioética y con-ciencia”, celebrado en Madrid el pasado día 9.

En una de las intervenciones del congreso, “Complicaciones psiquiátricas del aborto”, Manuel Gurpegui y Dolores Jurado aportaron las conclusiones de un estudio longitudinal de treinta años realizado por un equipo británico de médicos (cfr. Aceprensa 17-12-2008), de las que se desprende que “de ninguna manera, sobre bases empíricas, puede invocarse razones de salud mental de la embarazada para inducir el aborto, a pesar de que así se haga en la mayoría de los casos en España y en algunos otros países”.

Gurpegui pidió que se deslinde la controversia social y política que empaña algunas de las investigaciones, “pues es difícil para algunos autores mantenerse neutrales en el análisis científico de los datos”. En su opinión, incluso autores pro-choice encuentran resultados neutros, ambiguos o negativos, pero nunca positivos, es decir, que justifiquen que el aborto inducido produzca una mejor evolución de la salud mental de la mujer. Gurpegui, acreditado a Catedrático de Psiquiatría y profesor en la Universidad de Granada, explicó que algunos estudios encuentran asociaciones significativas y claras entre el aborto inducido y la dependencia del alcohol y drogas ilegales; los trastornos afectivos -incluida la depresión- y otros trastornos de ansiedad.

Cuidados de salud mental hacia las mujeres que abortan

Para este profesor, resultan especialmente preocupantes los datos que señalan que la tasa de muerte por suicidio se eleva, en el caso de mujeres que decidieron abortar, a un 34,7 por cada 100.000, proporción tres veces mayor a la de las mujeres en edad reproductiva que no abortaron, según un estudio publicado en Finlandia y que examina un periodo de seis años. La misma evidencia aportó el Catedrático de Psicopatología de la Universidad CEU-San Pablo de Madrid, Aquilino Polaino, que calificó de “alarmantes” los resultados del informe 2009 del Royal College of Psychyatrists que aseguran que “el aborto multiplica por tres la incidencia del suicidio en las mujeres”.

En opinión de Polaino, numerosas publicaciones científicas reconocen que la interrupción voluntaria del embarazo “genera consecuencias psicopatológicas muy graves”, aunque atribuyan esos efectos al “bajo apoyo social antes de tomar la decisión de abortar o a la necesidad de guardar un secreto”, razones que serán “políticamente correctas, pero nada evidentes desde la perspectiva del rigor científico”.

Aunque en la mesa redonda no hubo acuerdo sobre la denominación de “síndrome post-aborto” para estos trastornos, sí que se puso de manifiesto la necesidad de dedicar esfuerzos y cuidados de salud mental hacia las mujeres que han abortado voluntariamente, y la urgencia paralela de erradicar la referencia equívoca a la salud mental para provocar abortos.

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