Propuestas parlamentarias para prohibir los signos religiosos visibles en la escuela francesa

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La polémica sobre el pañuelo islámico en la escuela francesa (cfr. servicio 134/03) ha abierto una crisis en la aplicación del principio de laicidad. Para llegar a criterios claros de aplicación se crearon dos comisiones parlamentarias que deberán publicar sendos informes a principios de diciembre. La primera, presidida por Jean-Louis Debré, estudia «la cuestión de los signos religiosos en la escuela». La segunda, presidida por Bernard Stasi, analiza un tema más amplio: «la laicidad en la República».

Ambas comisiones han escuchado a 120 personalidades, desde francmasones, a islamistas, al arzobispo de París, al presidente del Consejo francés del culto musulmán, a los representantes de los cristianos ortodoxos, a los budistas y al presidente del consistorio israelí.

El diario Le Monde (13-XI-2003) ha publicado un amplio extracto del informe de la comisión Debré, según el cual se prohíbe taxativamente la exhibición del velo islámico y, en general, de todo «signo visible» religioso o político, en la enseñanza pública. Excluye el texto a los colegios privados concertados, muchos confesionales, con el fin de no abrir un segundo frente en la polémica. Este documento no es definitivo.

Al igual que la comisión Debré, la comisión Stasi se inclina mayoritariamente por la necesidad de una ley que prohíba también todo signo de pertenencia religiosa, política o filosófica en el ámbito público del Estado, tanto en escuelas como en hospitales y en otras instituciones públicas.

Pero antes de hablar sobre la forma jurídica -ley, reglamento o declaración solemne-, las dos comisiones deberán determinar su ámbito de aplicación. La futura legislación, ¿contemplará sólo la escuela o el conjunto de los servicios públicos? ¿Se limitará a los signos religiosos o se ampliará a las expresiones políticas y publicitarias en la escuela? ¿Contemplará todos los signos religiosos «visibles» o sólo los calificados de «ostentosos»? ¿Se distinguirá en la escuela entre las aulas y los espacios comunes, entre los alumnos mayores y menores? ¿Y quién se hará cargo de constatar las infracciones y de sancionarlas?

Los obispos franceses han manifestado ya su oposición a una ley que proscriba de forma explícita los signos religiosos en el ámbito público del Estado, especialmente en los centros escolares, porque supondría «una regresión de la libertad religiosa», en palabras del presidente de la Conferencia Episcopal francesa, Jean-Pierre Ricard.

Por otra parte, para prevenir el fundamentalismo islámico, el Estado francés desea participar en la formación de los imanes del país. Muchos no son franceses, ni hablan el idioma, ni conocen bien la sociedad francesa. Se trataría de que el Estado laico los instruyese sobre del contexto político y religioso del país en que viven sus fieles. Las autoridades francesas, en definitiva, se implicarían en la formación intelectual de los imanes. Así lo expuso Jean-Pierre Raffarin en el Consejo francés de culto musulmán, donde subrayó la «particular importancia» que el presidente de la República y el gobierno conceden a la instrucción de los imanes.

«Es importante que los imanes -subrayó Raffarin ante el citado Consejo- ejerzan su ministerio sobre nuestro territorio con pleno conocimiento de la realidad francesa. El Estado, respetando las reglas de la laicidad, contribuirá a este imperativo». Pero, ¿de qué instrucción se trataría? Algunos expertos proponen que, junto a la formación espiritual del imán que correspondería a la comunidad musulmana, haya cursos universitarios para ellos en los que se les trasmitiría una formación sobre la historia, la sociología y las leyes de la sociedad francesa.

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