Ordenadores en la escuela, otra decepción

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En 1997, Richard Riley, a la sazón secretario de Educación norteamericano, aseguró que «los ordenadores serán la nueva base de la educación, e Internet… la pizarra del futuro» (ver servicio 151/97). La corazonada era creíble a pesar de que otras profecías similares no se cumplieron nunca: las revoluciones educativas que iban a provocar el cine, la radio y la televisión en los métodos de enseñanza siguen pendientes.

Los más cautos no tuvieron más remedio que esperar el paso del tiempo: los ordenadores serán un acierto si mejoran los resultados académicos. Un estudio de Joshua Angrist, del Massachusetts Institute of Technology, y Victor Lavy, de la Hebrew University of Jerusalem, en colegios de Israel de primaria y secundaria, dice que no hay señales de mejora.

El estudio compara los resultados en matemáticas y hebreo de estudiantes de 9 y 13 años; unos han utilizado ordenadores en clase y otros no. Al parecer, la introducción de ordenadores apenas ha elevado la calidad de enseñanza. Más bien, lo contrario. En el caso del aprendizaje de matemáticas, existe una relación inversa entre el uso de ordenadores y los resultados, especialmente entre los alumnos de 9 años.

Según Larry Cuban, profesor de la Universidad de Stanford, no es un problema de tecnofobia, ya que tanto profesores como alumnos -aunque no usen ordenadores en las aulas o no los usen bien- piensan que los ordenadores son una buena herramienta para preparar y programar clases o para realizar las tareas escolares.

Sin embargo, los ordenadores rara vez mejoran el ambiente de las aulas. La razón es que, a pesar de las grandes inversiones de los últimos años, hay pocos ordenadores por aula. De manera que los alumnos trabajan en pequeños grupos… ruidosos.

Por otro lado, se esperaba que los programas permitieran a cada alumno avanzar a su propio ritmo, pero se ha demostrado que el software es mucho menos flexible que los profesores, habituados a explicar las lecciones de varias maneras para que todos las entiendan.

Según The Economist (26-X-2002), los decepcionantes resultados podrían deberse a que se han comprado ordenadores con dinero de otras partidas o a que hay que esperar más tiempo aún; pero ni lo uno ni lo otro parece probable. La inversión en ordenadores se ha hecho en Israel con dinero procedente de la lotería, y los presupuestos educativos no se han modificado. En cuanto al tiempo, los que han estudiado matemáticas con ordenadores lo han hecho durante un curso escolar completo, tiempo suficiente, según los investigadores, para comprobar la eficacia de los ordenadores en la enseñanza de la materia.

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