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Juan Pablo II escribe al Patriarca de Moscú sobre Kosovo

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Paradójicamente, la guerra en Yugoslavia continúa siendo terreno de encuentro ecuménico entre la Iglesia católica y las diversas Iglesias ortodoxas. El último paso fue la carta personal que Juan Pablo II envió al Patriarca ruso, Alexis II, con motivo del viaje que este hizo a Belgrado el pasado 20 de abril.

En su mensaje, además de desear al Patriarca que su misión diplomática diera fruto, el Papa subraya que «es un deber de todos los que profesan el Evangelio de la Paz proclamar con voz unánime que ninguna forma de violencia, de limpieza étnica, de deportación de las poblaciones y de exclusión de pueblos de la vida social se puede considerar medio para llegar a soluciones civiles de problemas que sólo se pueden resolver por procedimientos que respeten la ley. Con demasiada frecuencia, la violencia parece ser la fórmula más fácil para resolver las situaciones difíciles».

Durante su visita a Belgrado, Alexis II expresó la necesidad de que los dirigentes de los países de la OTAN y de Yugoslavia se sienten a negociar la paz. El Patriarca de Moscú se refirió también públicamente a Kosovo, «tierra sagrada que hay que defender, pero tierra también de tantos pueblos a los que hay que permitir que vuelvan a sus propias casas».

Esas referencias, si bien con tono suave, rompieron de algún modo el estribillo repetido por el régimen de Milosevic, según el cual la causa del conflicto es sólo unilateral.

En una entrevista publicada por el diario Avvenire el mismo día de su visita a Belgrado, el Patriarca fue algo más explícito: «Los serbios no aceptarán nunca que Kosovo sea desmembrado de su patria, porque este territorio es el centro espiritual de Serbia. Pero al mismo tiempo, es evidente también que los albaneses tienen derecho a vivir en esta tierra en condiciones dignas, sin las cuales continuarán las guerras fratricidas». El Patriarca afirma que la acción de la OTAN está alejando la paz y que es una hipocresía calificarla de humanitaria. «Los cristianos de Occidente que participan en estas acciones de guerra cometen un grave pecado ante Dios y un delito desde el punto de vista del derecho internacional».

Por lo que se refiere a un posible encuentro con el Papa -que nunca tuvo lugar y que fue anulado en dos ocasiones, cuando los preparativos estaban ya avanzados-, Alexis II no se mostró muy optimista. «Hasta que la situación en Ucrania occidental y en otras regiones no experimente progresos cualitativos [en las relaciones entre católicos de rito oriental y ortodoxos] es difícil ver la oportunidad de un encuentro entre los responsables de las dos Iglesias». Según el Patriarca, «lo importante es que el diálogo ya existente traiga los debidos resultados, de modo que puedan ser apreciados positivamente por los fieles ortodoxos».

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