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Gran Bretaña: prohibida la «clonación terapéutica»

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Tras la creación de la oveja Dolly, tanto los gobiernos como la opinión pública y gran parte de la comunidad científica se apresuraron a rechazar la clonación reproductiva por «repugnante», «inaceptable desde el punto de vista ético» o, al menos, «innecesaria desde el punto de vista clínico» (ver servicio 34/97). El Consejo de Europa prohibió la clonación de seres humanos en un protocolo adicional al Convenio Europeo sobre Derechos Humanos y Bioética (ver servicios 49/97 y 161/97). Nadie estaba dispuesto a clonar seres humanos, pero el rechazo introdujo un nuevo término en el debate: la llamada clonación con fines terapéuticos.

El tono del debate, demasiado cargado de ciencia ficción, se vistió de razones humanitarias. Se empezó a hablar de producción y reparación de tejidos sin peligro de rechazo; producción de órganos para trasplantes; curación de enfermedades degenerativas, etc. La clonación sería la herramienta. Se clonarían embriones a partir de células de los enfermos, es decir, con sus mismas características genéticas, luego se utilizarían sus células para producir tejidos y después se destruirían.

Muchos científicos apoyaron la clonación terapéutica desde el principio y diversos organismos consultivos, al tiempo que recomendaban la prohibición legal de la clonación reproductiva, admitían la clonación con fines de investigación si la legislación del país permitía experimentar con embriones (ver servicios 90/97 y 26/98).

La escasa firmeza de la protección legal del embrión en la legislación internacional (ver servicio 22/99) dejaba un margen suficiente a los Estados para introducir la clonación terapéutica. Se reanudaron los estudios científicos y se publicaron nuevas recomendaciones a los gobiernos. Gran Bretaña acaba de dar un primer paso.

El pasado 8 de diciembre, la Human Fertilisation and Embryology Authority y la Human Genetics Advisory Commission -los comités oficiales de bioética- recomendaron al gobierno británico en un informe conjunto autorizar la producción de embriones humanos clónicos con fines experimentales. Pero el gobierno laborista rechazó la recomendación el 24 de junio para analizar con más tiempo las implicaciones de la investigación y tener más garantías de los beneficios potenciales para la salud humana.

El informe es fruto de meses de deliberación y, según The Daily Telegraph (25-VI-99), la decisión ha sorprendido, pues muchos científicos esperaban el visto bueno del gobierno.

No obstante, el rechazo del gobierno británico es en realidad una moratoria. El Ministerio de Sanidad ha anunciado que un equipo formado por «los mejores cerebros del país y del extranjero» estudiarán la clonación terapéutica y emitirán un nuevo informe con los resultados el año próximo. Mientras, no se modificará la ley de Fertilización y Embriología Humana de 1990, que prohíbe la clonación con fines terapéuticos. Además, el gobierno ratificó que la clonación reproductiva es «inaceptable desde el punto de vista ético» y no se practicará en Gran Bretaña.

Ignacio F. Zabala

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