El respeto de las normas laborales no entorpece la exportación

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La utilización del trabajo infantil en Pakistán o la falta de libertad sindical en China ¿les da una ventaja comparativa en sus exportaciones? Desde hace tiempo, los países en desarrollo que no respetan ciertas normas laborales básicas son acusados de mantener costes de producción artificialmente bajos y de obtener así una injusta ventaja. Por eso la idea de condicionar la liberalización de los intercambios al respeto de esas normas está en el centro del debate sobre la política comercial internacional. La respuesta de la OCDE en un reciente informe es que los países que no reconocen esas normas no parecen obtener mejores resultados en la exportación.

El informe de la OCDE analiza cómo se respetan en más de 70 países los derechos fundamentales de los trabajadores en los siguientes aspectos: abolición de las formas de trabajo infantil que constituyen una explotación, prohibición del trabajo forzado, libertad sindical, no discriminación en el empleo, derecho a formar organizaciones y a la negociación colectiva.

La OCDE reconoce que el análisis empírico de las relaciones entre las normas laborales básicas y el comercio se resiente de la falta de datos adecuados. Sin embargo, concluye que los países que no respetan todas estas normas no obtienen por eso una mayor competitividad. Según este informe, Indonesia, Egipto, Siria o Tanzania, donde no existe libertad sindical, o China -que prohíbe las huelgas-, son países que no sacan una ventaja competitiva decisiva respecto a los que sí cumplen esos requisitos laborales básicos.

Además, en la mayoría de los casos, las multinacionales no deciden establecerse o no en un país en función de los derechos de los trabajadores; son más determinantes las ventajas fiscales. En este sentido, el informe no coincide con posturas como la de la Confederación Internacional de Sindicatos Libres, que sostiene que la «globalización» de la economía está perjudicando los derechos de los trabajadores. Los autores del informe reconocen que algunos países (Malasia, Bangladesh, Pakistán, Jamaica, Panamá o la República Dominicana) restringen los derechos sindicales en sectores orientados a la exportación con el fin de seducir a inversores extranjeros. Pero consideran que la ilegalidad acaban pagándola con otras consecuencias negativas, como la baja productividad o las tensiones laborales.

Las denuncias contra la explotación del trabajo infantil en Asia han proliferado últimamente. Con intención de mejorar una situación similar, el pasado mes de septiembre el director de la empresa de productos deportivos Reebok propuso al jefe de Nike llegar a un acuerdo para dejar de utilizar mano de obra infantil en sus fábricas de los países en desarrollo. Varias informaciones de prensa han denunciado a estas empresas por permitir que subcontratas suyas utilicen a niños de nueve a trece años en la fabricación de balones de fútbol en Pakistán.

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