Elecciones italianas: silencio sobre los temas éticos

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Roma. La genuina novedad de las elecciones generales italianas, que tendrán lugar los días 13 y 14 de abril, ha sido la presentación de una candidatura temática “pro vida”, que bajo el lema “¿Aborto? No, gracias”, ha promovido el periodista Giuliano Ferrara, inspirador de la campaña internacional a favor de la moratoria sobre el aborto (ver Aceprensa 3/08).

Al margen de ese hecho, el panorama electoral es muy similar a los precedentes: tan solo se han producido algunas modificaciones en los integrantes de las coaliciones de centro derecha y centro izquierda, con el fin de mitigar los efectos negativos de la fragmentación excesiva. Y es que la división interna fue una de las causas del fracaso del anterior gobierno de centro izquierda presidido por Romano Prodi.

Aunque la ley electoral vigente favorece las coaliciones, el centro izquierda ha optado esta vez por dejar de lado a los partidos más extremistas (que han formado a su vez la “Izquierda Arco Iris”), así como a uno de los partidos socialistas herederos del viejo PSI. Por su parte, del centro derecha se ha desgajado uno de los grupos más centristas, la Unión Democrática de Centro, que se presenta a las elecciones con sus propias listas.

La tendencia en ambos bandos es la de ir hacia la agregación en un solo partido, pero se trata de un proceso que todavía está abierto, ya sea desde el punto de vista organizativo que de la coherencia del programa. En este sentido, cabe anotar que el ámbito de la vaguedad programática se refiere sobre todo a los temas de mayores repercusiones éticas, especialmente la familia y la bioética. No es casualidad que tanto el Partido del Pueblo de la Libertad, capitaneado por Silvio Berlusconi, como el Partido Democrático, de Walter Veltroni, hayan evitado definirse durante la campaña.

Es cierto que se consideran temas que dividen, como sucede en otros países, pero también se tiene a veces la impresión de que los líderes políticos no saben ni siquiera cómo abordarlos. Lo más frecuente, por el lado de la izquierda, ha sido usar el esquema de “derechos individuales” (las opciones transformadas en “nuevos derechos”, al estilo de las propuestas de Zapatero); mientras que por la derecha se ha apelado a la libertad de conciencia (pero sin presentar una visión coherente de qué es el hombre).

Siguiendo una orientación iniciada en los años noventa, la presencia de los católicos está distribuida en casi todos los partidos políticos. Los obispos italianos, como en ocasiones precedentes, han recordado algunos principios generales que deben tener presentes los católicos a la hora de votar. Y como suele ser frecuente, algunos (en realidad, una minoría) han negado a la jerarquía incluso la libertad de expresar esos criterios éticos.

La novedad de la lista “pro vida”

Por lo que se refiere a la lista “¿Aborto? No, gracias”, integrada por personas que trabajan activamente en los centros de ayuda a la vida de diversas ciudades italianas, no es previsible que tenga un éxito arrollador: quedó fuera de las grandes coaliciones; los otros partidos políticos siguieron la estrategia de apelar al “voto útil”; su presencia en los medios de comunicación ha sido muy limitada, excepto cuando Ferrara ha sido víctima de la intolerancia extremista.

Sus promotores son conscientes de que no basta una lista temática para gobernar un país: en realidad, no desean gobernar el país (por ejemplo, no se presentan al Senado). Lo que desean es hacer oír su voz a favor de la vida y la mujer desde dentro del Parlamento.

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