María es una mujer que trabaja recogiendo marisco en Galicia a principios de los años 70. También hace funciones de partera en su pueblo, hasta que un día una adolescente le pide que la ayude a abortar.
La vida rural gallega sigue siendo una fuente de inspiración en el cine español, aunque O corno tiene muy poco que ver en el argumento y el estilo de las muy superiores Lo que arde o As bestas. La directora vasca Jaione Camborda rueda en gallego una historia marcada por el silencio y las miradas. Desde la primera secuencia, una larguísima escena de un parto natural, se subraya la conexión de la vida en la aldea con las costumbres de una cultura ancestral de supervivencia. En ese retrato hay crudeza, heroísmo y un proteccionismo colectivo de la comunidad. Pero también hay una interioridad que el espectador tiene que construir con escasa libertad. Es tan evidente la orientación moral de la trama, que resulta difícil moverse dentro de una historia que esboza un naturalismo de escasa profundidad y desarrollo matizado de los personajes. La falta de contención en el montaje, con unas escenas inacabables, hace que la película sea un ejemplo de ese cine tan premiado como innecesariamente premioso.