Con El misterio de Cemetery Road (2003), el escritor Mick Herron –autor de Slow Horses– iniciaba la serie protagonizada por Zoë Boehm y continuada con éxito por otras tres novelas. En la serie, Emma Thompson interpreta a esta intuitiva y sarcástica investigadora que tendrá que descubrir la extraña conexión entre una explosión en un barrio de Oxford y la desaparición de una niña. Le ayudará Sarah Tucker, a la que da vida Ruth Wilson (Mira cómo corren, Luther), una vecina con tantos problemas matrimoniales como implicación y curiosidad por resolver el caso.
La mayoría de las claves que funcionan en Slow Horses aparecen en esta nueva serie: la ironía y el doble sentido de los diálogos (algo redundantes en los primeros capítulos), tramas paralelas en las que se unen las conspiraciones políticas del más alto nivel con investigaciones muy locales y divertidas, un diseño de producción notable y un reparto excelente. Sin embargo, estas coincidencias no le restan originalidad a esta entretenida ficción.
Desde el primer capítulo, la trama juega con el espectador multiplicando los puntos de interés en un ingenioso rompecabezas. Se nota la experiencia de la directora Natalie Banks y la guionista Morwenna Banks, que aprovechan un creativo texto original para que brillen sus dos protagonistas. Algo más desaliñada queda la trama política conspiranoica, que no acaba de estar al mismo nivel aunque termina funcionando.
Hubiese sido fácil que el tono de la serie derivase en un guión demasiado trivial, pero la empatía de los personajes y una sólida estructura dramática permiten que el ritmo de esta ficción no decaiga a lo largo de toda la temporada. Probablemente la plataforma no tarde en anunciar una continuación.