Todo transcurre en esta novela en apenas dos días, justo antes de las vacaciones de verano, y en un contexto urbano y muy contemporáneo. Hace un calor asfixiante, y los dos protagonistas, el matrimonio de Travis y Anne, con un hijo a punto de cumplir un año, se encuentran estresados y en una situación límite. Solo la llegada de las vacaciones los anima a sobrellevar la lista de tareas que todavía tienen que emprender antes de desenchufarse de sus rutinas.
Tallón describe de manera acertada el ritmo agobiante de sus vidas. “No hay un minuto de sosiego”, “vivir se ha vuelto pesadísimo, agotador, extremadamente intenso y un ejercicio de velocidad endiablada”. Él trabaja en una revista que debe cerrar su número antes de las vacaciones. Ella se pasa el día atendiendo llamadas en una empresa. Todo a cien por hora, a lo que hay que sumar el cuidado del niño, las llamadas por teléfono de sus respectivos padres, la compra diaria, algunos problemas inesperados con el banco, con el aire acondicionado del coche, con el aparcamiento, con la policía…
La febril ambientación, pues, está conseguida. Pero la novela se dedica casi de manera exclusiva a mostrar el ritmo acelerado de unas vidas sin sustancia. Tallón dirige la narración, que parece ser lo que más le interesa, hacia un final brusco y algo previsible que rebaja las pretensiones de esta breve novela.
Tallón acierta en la crítica a unos estilos de vida que dejan poco lugar a la paz, al sosiego, a las auténticas relaciones personales, a vidas más auténticas. Este mensaje queda en Mil cosas claramente apuntado. Autor de una ya sólida trayectoria como novelista y articulista, de las últimas novelas de Juan Tallón (Ourense, 1975) destacamos especialmente Obra maestra.