El estreno de la segunda temporada de Poquita fe confirma definitivamente la renovación necesaria de la comedia española. La ficción de Pepón Montero y Juan Maidagán sigue ofreciendo en cada capítulo un derroche de ingenio e ironía para definir a personajes tan ridículos como entrañables. Más allá de la creatividad en las situaciones y la contención interpretativa que multiplica el humor de cada escena, Poquita fe es un espejo social que distorsiona de manera simbólica y muy actual las realidades más reconocibles.
“No lanzamos un mensaje evidente, pero la comedia duele más. El cine social a veces subraya demasiado. La sutileza de la comedia hace que el problema te vaya calando sin darte cuenta”. Esta frase de Juan Maidagan resume las intenciones de sus creadores. En esta nueva temporada hay una mayor profundización en la banalización del lenguaje (el famoso “cuatro mierdas” con el que José Ramón habla de lo que se han quedado en la mudanza), el narcisismo terapeútico (la psicóloga-espejo que te dice lo que quieres escuchar), o la superficialidad adolescente en sus coqueteos con los extremismos políticos.
De vuelta a Galicia
En la misma sintonía, el último gran éxito de Netflix en España es Animal, un divertimento de principio a fin protagonizado por Luis Zahera y Lucía Caraballo. Además de un ritmo logrado y un respetuoso humor sobre el medio rural gallego, esta ficción también ofrece una crítica incisiva a la ecología moderna que pretende humanizar a los animales hasta niveles esperpénticos. La serie conectó con el público a primera vista en España, Argentina y Uruguay, donde fue número uno. También en México, Francia e Italia se situó entre las más vistas de la plataforma. Netflix no ha tardado en reaccionar a este éxito, y ya ha confirmado una segunda temporada.
Tanto Animal como Poquita fe, siguen las mismas coordenadas de ficciones como la trilogía de Vota Juan, Bellas Artes, No me gusta conducir, Justo antes de Cristo o Paquita Salas, mientras que se alejan del humor más elemental y burdo de ficciones como La que se avecina, o las más recientes Sin gluten o Nails.
Brad Ingelsby devuelve la corona a HBO
El norteamericano Brad Ingelsby ha vuelto a realizar el mejor thriller del año. Si en el 2021 sentaba cátedra con Mare of Eastown, ahora desarrolla en Task una trama de persecución en Filadelfia que pone el foco en la evolución dramática y las decisiones morales. Mark Ruffalo vuelve a componer con delicadeza un personaje malherido por su pasado, junto a Tom Pelphrey, que con esta serie ha realizado su interpretación más medida y premiable.
Con esta serie, HBO recupera el liderazgo de las series policiacas que había perdido hace muchos meses, dejando a bastante distancia a un Netflix que, con un sinfín de estrenos muy prometedores por presupuesto y reparto, no han terminado de convencer a la crítica y al público. Es el caso de la última y artificial ficción de Steven Knight (La casa Guinness), la anodina Black Rabbit, con Jason Bateman y Jude Law, y la efectista Incontrolables, protagonizada por Toni Collete. Junto a estas ficciones, hay dos estrenos de Netflix de las últimas semanas que han supuesto decepciones más sonadas.
La motosierra de Ryan Murphy y el viaje a ninguna parte de Álex Pina
Ryan Murphy parecía el creador más indicado para contar la historia del asesino en serie que inspiró a Alfred Hitchcock en Psicosis, a Jonathan Demme en El silencio de los corderos, y a Tobe Hooper en La matanza de Texas. Sin embargo, esta tercera temporada de la saga Monstruo es la más morbosa y fallida. Tan solo se salva la interpretación de Charlie Hunnam en una minuciosa y fascinada narración de la biografía de Ed Gein. El creador de series tan logradas como American Crime History o Feud: Bette and Joan se entrega al estilo de sus ficciones más viscerales y caprichosas, en un auténtico carnaval de perversión interminable.
Mientras tanto en España, el creador de La casa de papel, Álex Pina, ha conseguido con El refugio atómico, un nuevo culebrón futurista, que toda la crítica coincida en su veredicto. La serie pretende ganar al espectador con un diseño de producción espectacular, un ritmo trepidante de giros incontables y diálogos desatados, pero acaba asfixiando a sus personajes en un desarrollo dramático que resulta hilarante.
Docuseries masterpiece
Tras unos meses con falta de docuseries destacables, hay dos producciones sobresalientes que se acaban de estrenar en plataformas. En Movistar+, La última llamada, del prestigioso documentalista Álvaro de Cózar, es un vibrante retrato de los cuatro últimos presidentes del gobierno, que permite reflexionar sobre la trastienda del poder político. En Apple TV, Mr. Scorsese es quizás el homenaje más completo hasta la fecha al director italoamericano de Toro salvaje, Taxi Driver, La edad de la inocencia o Silencio.