La maestría estética de Leni Riefenstahl (El triunfo de la voluntad, Olympia) se vio siempre opacada por su cercanía al régimen nazi, que ella siempre intentó ocultar. Andrés Veiel (Si no nosotros, ¿quién?) reconstruye a través de todo el material de archivo disponible –incluyendo documentos inéditos de la cineasta y sus entrevistas más famosas en televisión– los esfuerzos de Riefenstahl por negar su implicación con el régimen, una vez acabada la guerra, y las pruebas que sugieren lo contrario.
El principal atractivo del documental es el montaje, puesto que todo está construido a través de fuentes documentales, y la mayoría de las veces es la propia voz de Riefenstahl la que narra los hechos. De hecho, el documental emula un paseo por una exposición de museo clásica muy exhaustiva y completa.
Sin embargo, Veiel abusa de los saltos temporales, lo que a veces hace que la cronología sea difícil de seguir. Sorprende también que, a pesar de que sí cuenta con cierto material inédito, el documental no aporta grandes novedades sobre la figura de la cineasta.
No obstante, el recorrido por la filmografía y la personalidad de Riefenstahl, en la que destacan el narcisismo y la ambigüedad moral, acaba sirviendo para reflexionar sobre las distintas maneras en las que puede producirse la complicidad con el mal, y para ahondar en la perenne polémica sobre la responsabilidad política de los artistas.
A pesar de algunos defectos de estructura y de que no aporta descubrimientos, el documental elabora un retrato minucioso y técnicamente impecable. Para los que no estén familiarizados con la figura de Riefenstahl, puede ser el mejor documental para conocerla. Para los que sí, será como visitar una exposición bien trabajada.