“Apenas hemos leído una décima parte de su producción durante la Segunda Guerra Mundial”. Estas palabras de Yolanda Morató, responsable de esta edición, centran el tiro y el interés de una trilogía que va a reunir todos los artículos periodísticos, más de 500, que Chaves Nogales escribió desde 1939 hasta 1944, y cuya recolección es fruto de un trabajo casi detectivesco. Este primer volumen recoge los artículos que escribió en los años 1939 y 1940, hasta el 13 de julio de 1940, justo un día antes de la entrada de los nazis en la capital francesa. Próximamente, aparecerán otros dos volúmenes, uno con sus artículos escritos en Londres y el tercer volumen con sus últimos trabajos. Morató es autora también de la biografía Manuel Chaves Nogales. Los años perdidos (Renacimiento, 2023), dedicada concretamente a estos años de exilio del periodista sevillano, hasta ahora los menos conocidos.
En los últimos años la figura del escritor y periodista Manuel Chaves Nogales (1897-1944) no ha parado de crecer, con diferentes editoriales publicando sus libros, aunque quizá la edición más significativa haya sido la de su Obra completa, a cargo de Ignacio F. Garmendia. Desde el principio de su exilio, Chaves Nogales, un periodista de reconocido prestigio nacional e internacional, fue contratado por varias agencias de prensa. En su etapa en Francia trabajó para Havas y Corporation, y en sus años londinenses lo hizo para Reuters y Afi. Fueron muchos los periódicos de todo el mundo que se hicieron eco de estas crónicas, aunque donde tuvieron más presencia y continuidad fue en periódicos de Cuba, Brasil y Argentina.
En los artículos de este primer volumen cuenta la declaración de guerra entre Francia y Alemania y los meses de preparativos y escaramuzas hasta el estallido final, con las tropas de Hitler a punto de entrar en París sin encontrar apenas resistencia (episodio que se relata en una novela reciente, El barman del Ritz, de Philippe Collin). Sobre este tema, Chaves Nogales publicaría más tarde, ya en Londres, su libro La agonía de Francia, donde critica la adaptación de buena parte de la sociedad francesa a la llegada de los alemanes. “Para ser un periodista bien informado en París, basta dar los buenos días a la portera y tomar café en el mostrador del bar de la esquina”, escribe Chaves Nogales con su habitual estilo “fresco, ágil y bienhumorado”, como lo define Yolanda Morató.
Sorprende el tono positivo de estos artículos, en los que se resalta la actitud del pueblo francés, su capacidad de resistencia y la alta moral de su ejército para enfrentarse a los alemanes. En todo momento, se subraya la normalidad que se vive en París: “La vida se acomoda a la guerra y continúa. La actividad intelectual y artística renace en medio de la actividad de los agentes de la defensa pasiva y del ir y venir de las enfermeras”, escribe el 17 de septiembre, actitud que se repite y consolida en los meses sucesivos, como escribe en un artículo del 12 de noviembre de 1939: “Ante la guerra, la nueva Francia recobra el entusiasmo” y, también, el 25 de mayo de 1940: “En estas horas difíciles para Francia, lo único que impresiona en París es su normalidad”.
Chaves escribe artículos de manera frenética. Casi todos los días publica uno, y a veces hasta dos y tres el mismo día. Suelen ser artículos breves, de página y media. Como escribe Morató, se trata de “piezas con chispa”, que tienen como objetivo mantener “alta la moral de los partidarios del bando aliado”. Chaves, curtido en el periodismo, se sirve de la técnica que Morató llama “telling detail”: apoyarse para sus crónicas en un detalle revelador. Esto otorga a sus artículos mucha variedad y mucho verismo, pues es la acumulación de esos “detalles” la que va conformando la impresión de que “todo sigue teniendo en París una versión típicamente parisiense, desenfadada, graciosa, a pesar de las circunstancias” (24 de enero de 1940).
Muchos son los temas de estos artículos, con los que Chaves muestra su calidad literaria y periodística y su conocimiento de la actualidad política francesa y europea, el desarrollo de la guerra en diferentes escenarios y la respuesta de la sociedad francesa a las limitaciones que impone la guerra. No sabemos si la ingenuidad que desprenden algunos de estos artículos sobre la respuesta de Francia a las amenazas de Hitler procede de imposiciones de la propaganda (“El cuarto poder –escribe– se hace siempre más fuerte en tiempos de guerra”) o si son un fiel reflejo del espíritu francés, que no quiso ver la realidad del momento que estaban viviendo: “Francia quiere seguir siendo ella misma, a pesar de la guerra”.