Al ritmo de “God Bless the U.S.A.”, la canción de Lee Greenwood, Donald Trump subía al escenario desde el cual iba a dar su discurso en el Foro de Inversión saudí-estadounidense en Riad a mediados de mayo. Visiblemente emocionado, en primera fila, sonreía el príncipe Mohamed Bin Salman viendo al presidente de Estados Unidos tararear el final de la letra.
Y es que el heredero al trono de Arabia Saudí sabe cómo agasajar a su amigo americano. El discurso de Trump, que comenzó echando flores a su Administración por todo lo que ha conseguido en menos de seis meses, estuvo trufado también de piropos para su anfitrión. “Es un hombre increíble. No hay nadie como él”. Bin Salman se llevaba la mano al pecho e inclinaba la cabeza agradecido.
Cuatro d…
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