Halim y Mani son un matrimonio de conveniencia que lleva años dedicándose al diseño y elaboración de caftanes, un vestido típicamente árabe destinado a los grandes días de fiesta. Ante el exceso de trabajo, un joven comenzará a trabajar con ellos. Halim se enamorará de él, poniendo en peligro el pacto de complicidad con su mujer para ocultar su homosexualidad.
Maryam Touzani nació en Tánger en 1980, pero estudió Comunicación y periodismo en Londres. En 2019 realizó su ópera prima como directora, Adam, una película que retrata con admirable sensibilidad las dificultades rutinarias que viven las mujeres en Marruecos y que fue muy elogiada en su presentación en el Festival de Cannes. El caftán azul tiene los mismos cimientos: una historia con pocos personajes, un tempo lento y justificado, y un conflicto muy relacionado con la cultura marroquí.
El guion de la película es un prodigio de contención y talento escrito por el matrimonio real de Maryam Touzani y Nabil Ayouch. La actriz Lubna Azabal (Adam, El colapso) representa un personaje que brilla en cada escena por su combinación de carácter, ternura y sentido del humor. Toda la historia gira en torno a ella por la manera que tiene de iluminar a su atormentado marido. La directora hace un ejercicio de estilo para contar una historia que evita con notable destreza los lugares comunes del cine ideológico.
La relación del matrimonio tiene mucho que ver con la elaboración del caftán, una metáfora que da mucho juego a la cineasta para mostrar la belleza de los detalles mínimos que construyen el vestido y la historia. En el itinerario dramático de estos dos personajes hay un desarrollo matizado y sereno, que pretende criticar la falta de libertad en Marruecos, pero optando por esconder la pancarta, y mostrar un relato de inesperado romanticismo que conmueve y convence por su sinceridad.