Rakel tiene 23 años. Le gusta la fiesta, el alcohol, las drogas y el sexo sin compromiso. Un día descubre que está embarazada de seis meses, el aborto ya no es una opción y tiene que afrontar que va a ser madre.
Original y áspera dramedia noruega que aborda sin miedo una situación muy complicada sin esconder ni maquillar las causas que han llevado a este callejón sin salida: la inmadurez, el egoísmo y la superficialidad.
La cinta aborda todas estas cuestiones, incluido el desfase sexual, de una manera muy cruda e innecesariamente explícita e irreverente, pero es honesta al plantear que son modos de vivir incompatibles con la felicidad e incluso con la más mínima serenidad, y que, además, no solo incumben a uno mismo sino que acaban afectando a los otros. En ese sentido el descubrimiento del bebé Ninja, mejor decir feto Ninja, y las conversaciones que tiene con su madre son magistrales, aunque puedan parecer simplemente jocosas. También hay que alabar al guion la capacidad de tratar los problemas de manera individual y dejar que sean los personajes –sin cuotas ni políticas identitarias– los que respondan a los conflictos.
En definitiva, una nueva película nórdica adulta y algo extrema pero interesante.

Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta