La inesperada caída de cientos de meteoritos, procedentes del cometa Clarke, amenaza con destruir o hacer inhabitable gran parte de la Tierra. Un ingeniero estructural de Atlanta (Georgia), su esposa –que hace poco se ha separado de él– y el pequeño hijo diabético de ambos, intentarán llegar como sea a una de las bases militares desde la que salen aviones hacia Groenlandia. Parece ser que allí el gobierno ha habilitado refugios para algunos elegidos.
El escocés Gerard Butler acierta otra vez como actor y productor con esta clásica película de catástrofes, sin demasiadas sorpresas, pero bien escrita por Chris Sparling –guionista de Buried (Enterrado)–, interpretada con convicción, dirigida con ritmo y fuerza por el exespecialista Ric Roman Waugh (El mensajero) y con impactantes secuencias de acción y destrucción, resueltas con efectos visuales muy bien dosificados.
Además, la película ofrece positivas reflexiones sobre el arrepentimiento y el perdón, la familia y la solidaridad. Quizás no sea la película más animante para tiempos de pandemia. Y, desde luego, su trama es demasiado parecida a las de 2012, de Roland Emmerich, y Deep Impact, de Mimi Leder. Pero gustará al gran público, al que nunca engaña y siempre trata con respeto.
Jerónimo José Martín
@Jerojose2002
