Vigilancia líquida

Paidós.

Barcelona (2013).

176 págs.

14,95 € (papel) / 9,99 € (digital).

Traducción: Alicia Capel Tatjer.

TÍTULO ORIGINALLiquid Surveillance


Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 11/14

Zigmunt Bauman es uno de los sociólogos vivos más influyentes. En esta ocasión nos ofrece un diálogo con David Lyon sobre la vigilancia, uno de los temas estrella de la reciente investigación social. En muchas partes del mundo existe una creciente conciencia de que la vigilancia está siendo una dimensión clave del siglo XXI. La proliferación de cámaras de vigilancia, escáneres, números de identificación, drones, contraseñas, protección de datos sensibles en la red… está transformando elementos básicos de la sociedad como el control social, la libertad, la intimidad, la persecución del crimen, el derecho a la información o la transparencia.

El libro se aproxima a la cuestión desde la propuesta de Bauman de la “modernidad líquida”. El objetivo es tanto describir algunos cambios y sus consecuencias sociales como aportar líneas de reflexión que permitan comprender mejor las nuevas formas de vigilancia. Los autores subrayan que la transformación de la vigilancia es un cambio social de gran calado: si no hace mucho vigilar era una forma de control semejante al carcelario, ahora comparte “los rasgos de flexibilidad y diversión propios del entretenimiento y del consumo”.

La vigilancia, aparentemente sólida y rígida, se está “licuando”; se vuelve mucho más flexible. Se filtra de modo amable en todas partes y llega a ámbitos de la vida a los que antes no afectaba. Todos vigilamos. A todos nos vigilan. El vigilante también parece haberse “diluido”. Pero, paradójicamente, se ha hecho más fuerte.

A ello hay que añadir que la popularización de las redes sociales en Internet ha extendido un deseo de visibilidad, de “aparecer” que facilita la averiguación y la vigilancia. Permitimos a los potenciales vigilantes dónde estamos, nuestros mejores “amigos”, nuestros gustos y disgustos. Si a ello añadimos la percepción de que hay “enemigos”, dentro y fuera, cerca y lejos, en nuestro propio barrio y en otros continentes, que estamos amenazados por personas, por enfermedades o por desastres naturales, y que, por tanto, es preciso estar protegido y vigilante, tenemos completo el cocktail que proponen Bauman y Lyon para hacer una reflexión crítica y profunda.

El libro crece conforme avanza. Y los autores proponen cuestiones de notable calado existencial: por ejemplo, esa sensación de que la responsabilidad está muy compartida, de que en sociedades complejas la responsabilidad se “diluye” y, en consecuencia, en el fondo, no se es responsable de lo que está pasando. Una cierta combinación de “distanciamiento y automatización” de los procesos nos permite autodefinirnos como no culpables de los males del sistema, aunque estemos en el mismo centro del sistema de opresión.

Los datos que aportan los autores en ocasiones están clamorosamente desfasados. Pero no suele ser relevante para el argumento. Sin embargo, es una pena que en algunos momentos la traducción no está suficientemente cuidada y puede hacer el texto más engorroso. Con todo, el planteamiento del libro con preguntas y respuestas, hace que resulte interesante ver cómo Bauman tiene (o no) respuestas, inquietudes o dudas para algunas cuestiones clave.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.