Nueva edición del primer libro de la serie “Los mundos de Chrestomanci”, nombre que no se refiere a una persona sino al puesto, un funcionario del gobierno británico que controla el uso de la magia en el país. En esta novela, Gwendolen Chant, una joven y presumida bruja con grandes poderes, y su hermano pequeño Eric, conocido como Gato, son recogidos por su importante tío Christopher cuando quedan huérfanos. Van a vivir a su castillo y allí asisten a clase con sus primos Roger y Julia. Entre ellos y Gwendolen estalla una terrible rivalidad a pesar de que tienen prohibido usar la magia en el castillo. Por el contrario, Gato, que no cree tener talento para la magia, va descubriendo sus posibilidades.
Diana Wynne Jones (1934-2011) es una de las escritoras de fantasía con más prestigio y toda una experta en relatos que se desarrollan en mundos alternativos. Sus argumentos son complejos pero se desarrollan con claridad y, a la vez, presentan con naturalidad convincente la fusión de lo cotidiano y lo mágico. Algo parece haber tomado de su ingenio J.K. Rowling a la hora de presentar conjuros y sus efectos, y quizá Terry Pratchett le deba también algo de su afilado sarcasmo. El texto tiene una calidad literaria que se revela, entre otras cosas, en oportunas observaciones psicológicas al paso y en excelentes toques descriptivos.
Pero si algo distingue las novelas de Jones de otras de fantasía es cómo, al presentar los conflictos de los chicos y chicas en unos ambientes fantásticos, consigue llevar al lector a reflexiones de más calado. Los protagonistas acaban descubriendo dentro de sí mismos cualidades que no creían tener, van recibiendo algunas lecciones sobre la forma de usarlas apropiadamente, y han de ir superando dificultades: es lo que le ocurre a Gato Chant, quizá el más atractivo de los personajes de toda la serie, inhibido por el carácter dominante de su hermana Gwendolen.