El presente libro surge de las notas de lectura para los cursos que el autor, Steven Weinberg (Nueva York, 1933), físico teórico y Premio Nobel de Física, impartió en la Universidad de Texas, sobre la historia de la física y la astronomía, a alumnos que no tenían ninguna formación especial en el campo de la ciencia, la matemática o la historia. Se trata de la perspectiva desde la que un científico actual en activo –y de mucho prestigio– ve la ciencia del pasado. No es una historia de la ciencia al uso; lo que ha pretendido Weinberg en este libro es un poco distinto: se trata de relatar cómo aprendimos a aprender lo que es el mundo.
En la primera de sus cuatro partes, el libro aborda la física griega, más bien la filosofía griega, ya que ninguno de los pensadores griegos intentó verificar ni justificar de manera fundamentada sus especulaciones. La segunda parte trata de la astronomía griega, y se inicia aquí una controversia secular entre los filósofos y los físicos, como elaboradores de teorías sobre la naturaleza, frente a astrónomos y matemáticos, como observadores descriptores de cómo se movían los cuerpos celestes. La controversia terminó con Newton, que unió y relacionó la explicación del mundo celeste con el mundo terrestre, dentro ya del contexto y paradigma de la ciencia moderna. La tercera parte versa sobre la Edad Media, y la cuarta, sobre la revolución científica.
Para Weinberg, tal revolución, contrariamente a la opinión del físico y filósofo de la ciencia Pierre Duhem, que sostenía que era una evolución lógica de los avances del siglo XIII y anteriores, se presentó súbitamente con Nicolás Copérnico. La ciencia experimental –y por tanto, la física en sentido moderno– comienza con Galileo, y la síntesis final tiene lugar con Newton.
Con todo, Weinberg deja ver una visión muy materialista de la historia y de la historia de la ciencia en particular, contraponiendo frecuentemente ciencia y religión. Expresa su respeto por las convicciones personales de los científicos, que en su mayoría han sido creyentes. Pero sitúa la mentalidad protestante como el ambiente óptimo para el desarrollo del progreso científico, obviando la creación de universidades y la transmisión del saber antiguo que tuvo lugar antes, durante la Edad Media, y que condujo a ese desarrollo.
El libro es interesante y didáctico, ya que pone ejemplos de la investigación moderna en Física, y el texto narrativo se completa además con 35 notas técnicas, auténticas lecciones –en el sentido moderno– desde el teorema de Tales a la teoría del arco iris, pasando por los sólidos platónicos, el teorema de Pitágoras, los números irracionales, el tamaño de la tierra, el paralaje lunar, la ley de refracción o la velocidad de la luz. Es un libro para lectores con formación, que quieran saber cómo la humanidad fue aprendiendo poco a poco a explicar el mundo.