La religión, competencia del Estado

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Después de la muerte de Mao se dio una tolerancia creciente del fenómeno religioso, hasta el punto de aceptar oficialmente el valor de la religión en la construcción de un socialismo chino. No obstante, a pesar de la libertad de creencias religiosas proclamada por la Constitución china, la profesión de ateísmo sigue siendo una condición oficial para pertenecer al Partido Comunista, aunque hay miembros del partido que admiten privadamente tener convicciones religiosas. El segundo aspecto ideológico del régimen es considerar que la religión es un fenómeno que debe ser controlado por el Estado.

La Constitución china de 1952 reconoce la libertad religiosa de los ciudadanos. Esto significa algo así como “todo ciudadano tiene el derecho de libertad religiosa, pero sus manifestaciones públicas estarán reguladas por el Estado”. Es decir, la religión, como la educación, los medios de comunicación, o las obras públicas, es competencia del Estado. En esto, la República Popular China entronca con la tradición de la China clásica. Esta forma de pensar está en la raíz de las dificultades que históricamente ha encontrado el cristianismo para difundirse por China.

Una manifestación de esta regulación estatal de la religión es que hasta ahora sólo hay cinco religiones oficialmente reconocidas por el Estado: budismo, taoísmo, protestantismo, catolicismo e islam. Curiosamente, el cristianismo protestante y el católico son considerados como dos religiones distintas en China.

Es difícil dar cifras exactas del número de cristianos que existen actualmente en China. El gobierno cita 4 millones de católicos y 10 millones de protestantes, pero es evidente que esas cifras están manipuladas a la baja. Estimaciones hechas por grupos protestantes en 2007 dan una cifra aproximada de 53 millones de cristianos.

El gobierno de la RPC ha tratado de controlar las distintas religiones por los siguientes medios:

– Estableciendo organismos controlados por el gobierno a los que deben pertenecer los ministros religiosos. En el caso de la religión católica, los sacerdotes y obispos deben pertenecer a la llamada Asociación Patriótica para ser reconocidos por el gobierno como legítimos. Los sacerdotes y obispos que no han aceptado esa condición sólo pueden ejercer su ministerio ilegalmente y de forma encubierta.

– Expulsando a todos los ministros o misioneros extranjeros y haciendo ilegal que un extranjero ejerza su ministerio religioso con chinos en China.

– Insistiendo que las religiones en China deben estar bajo la autoridad de ministros chinos y, por tanto, no depender de una autoridad superior más allá de las fronteras chinas. Esto implica, por ejemplo, el rechazo de la autoridad jerárquica del Papa sobre los católicos chinos y del nombramiento de obispos por el Papa.

– Todos los lugares de culto o de práctica religiosa deben estar registrados oficialmente.

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