Las recientes revueltas en países del mundo árabe han puesto de relieve el posible uso de las redes sociales como medio de movilización política. Es el caso de Facebook. No ha habido levantamiento en que esta red social no haya sido el instrumento preferido para la organización de los insurgentes. Sin embargo, Facebook se ha apresurado a desvincularse de cualquier intencionalidad política. Los que han pedido a la compañía que permita preservar el anonimato a los usuarios -para evitar la posible represión - se han encontrado con una negativa rotunda. Facebook no quiere ser catalogada como una organización desestabilizadora, porque sabe que sus intereses comerciales están en juego. Mucho que perder y poco que ganar.
El problema es que la mism…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.