“Nosotros somos el 99,9%”

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Nosotros somos el 99%
Protesta de “Occupy Wall Street”, 26-09-2011 (CC: Paul Stein)

Cuando los de “Ocupa Wall Street” proclaman “Nosotros somos el 99%”, quieren subrayar la escandalosa diferencia entre una minoría que tiene una parte desproporcionada del pastel, y casi todo el mundo, que ha de conformarse con unas migajas per cápita.

En efecto, en los últimos años, Estados Unidos –y gran parte de Occidente: ver estudio de la OCDE en Aceprensa, 21-12-2011– ha registrado un fuerte aumento de la desigualdad económica. La parte de la renta nacional que tiene el 1% más rico de la población estadounidense subió de casi el 8% en 1979 al 17% en 2007. El 99% no se preocupó mucho durante la mayor parte del periodo, pero ahora que la crisis azota, la brecha resulta hiriente.

Como suele pasar con los eslóganes, el del 99% tiene fundamento pero es simplista. El dato del aumento de la desigualdad es cierto, pero los extremos del periodo son el mínimo y el máximo registrados en 80 años. Y el 1% no está mayormente en Wall Street, ni responde al estereotipo del potentado o del tiburón financiero.

Los ricos son muy distintos
Alguien del 1% puede ser el que atiende a uno del 99% que se ha puesto enfermo (1). En el 1% más rico de los hogares norteamericanos hay casi 200.000 médicos, más de uno de cada cinco. Esta profesión es la segunda más representada en el 1%, después de los gestores de empresas, pero la primera en proporción de miembros que pertenecen a ese segmento de renta.

Después de 2008, en Estados Unidos ha bajado la proporción de ingresos correspondiente a los más ricos, sobre todo la del 0,1%

El tercer grupo es el de directivos, seguidos a muy poca distancia por los abogados. El 12,7% de este último gremio gana más que el 99% de la población, y precisamente los abogados que trabajan en Wall Street tienen una tasa de “unoporcientos” doble que la de sus otros colegas.

En la minoría privilegiada hay, en quinto lugar, 113.000 profesores, en su mayor parte de enseñanza primaria o secundaria. Claro que ellos son a su vez solo el 1% del cuerpo docente, y en muchos casos están en ese nivel no por sus sueldos, sino por las otras fuentes de su renta familiar.

En fin, en el 1% más adinerado de los hogares –sumando la renta de él y de ella– encontramos también miles de comerciales, dentistas, cajeros –principalmente de restaurantes–, ingenieros, artistas, enfermeras, secretarias, informáticos, policías. No faltan, desde luego, personas que trabajan en auditoras, consultorías o servicios financieros. Pero la mayoría son de profesiones muy diversas y pasan fácilmente por comunes mortales del 99% a los ojos de los que desconocen su declaración de la renta.

El 0,1%
¿Cómo hay tanta gente en el 1%? Primero, son los miembros de 1,3 millones de hogares. Segundo, para ser del 1% “basta” ganar 252.000 dólares netos al año (2007). No es poco dinero: 4,5 veces los ingresos medios del 20% central; pero tampoco es una suma enorme. En cambio, es alta la renta media del mismo 1%: 1,3 millones de dólares, más de 5 veces el umbral (2).

La renta del 1% está muy concentrada en los más ricos de todos, en mayor medida que en otros tiempos. De 1979 a 2007, el umbral de entrada en el 1% se multiplicó por 2,1, mientras que los ingresos medios de sus miembros casi se cuadruplicaron. Por tanto, el aumento de la desigualdad se debe especialmente a los más ricos del 1%. Quizá, si las tiendas de campaña vuelven al parque Zuccotti de Nueva York, habría que retocar las pancartas para que dijeran: “Nosotros somos el 99,9%”.

En efecto, la parte de la renta nacional en manos del 1% subió, como se dice arriba, del 8% al 17% entre 1979 y 2007; pero la del 0,1% más rico aumentó casi el doble: del 3,5% al 12,3%.

Una causa parece ser que la élite de la élite se benefició más que en otros tiempos de grandes ganancias por rendimientos de capital. Esto concuerda con el marcado aumento de la proporción de financieros entre los más ricos durante los últimos decenios (1979-2005): de casi el 8% a casi el 14% en el 1%, y –más aún– del 11% al 18% en el 0,1% (3).

Los rendimientos de capital, que para el 1% vienen a ser la cuarta parte de sus ingresos totales, son más variables que los salarios, y la crisis los ha erosionado considerablemente. Después de 2008, en Estados Unidos ha bajado la proporción de ingresos correspondiente a los más ricos, sobre todo la del 0,1%, que se quedó en 8,1% en 2009: un descenso de casi cuatro puntos en dos años (4).

En eso, la crisis actual se parece bastante por ahora al crack de 1929. Justo antes la porción de los más ricos era tan grande como en 2007, y enseguida cayó bruscamente (ver gráfico). El descenso –con altibajos– duró 50 años, hasta el mínimo de 1979 (5).

EE.UU.: Renta del 1% y del 0,1% más ricos

Buffett no paga menos impuestos que su secretaria
Si se tienen en cuenta los rendimientos de capital, tal vez haya que corregir otra idea muy difundida en los últimos meses en torno a la desigualdad. Aunque el millonario Warren Buffett debería saber cuánto paga en impuestos, The Wall Street Journal (20-01-2012) sostiene que, contra lo que él mismo dice, no soporta menor carga fiscal que su secretaria. También enmienda la plana a Mitt Romney, que –dice el diario– no paga solo el 15%.

La tasa efectiva de impuestos, argumenta el WSJ, no se ve solo en lo que pone la declaración de la renta. Los dividendos por los que tributan los accionistas provienen de unos beneficios empresariales que ya han sido gravados al 35%. Si se cuentan todos los impuestos federales y la redistribución a las personas de menos renta, resulta –son cálculos de la Congressional Budget Office– que los más ricos soportan tipos medios más altos. Romney, Bufett y sus compañeros del 1% pagan en impuestos el 29,5% de sus ingresos; el resto del quinto más rico, el 22,8%; los cuatro quintos inferiores, el 15,1%, y el quinto más pobre, el 4,7%.

La desigualdad sube y la movilidad baja
Una preocupación más suscitada por el aumento de la desigualdad es la falta de movilidad social. La sorpresa desagradable para los estadounidenses es que ahora parece haber menos en su país que en Europa.

Algunos estudios citados por el New York Times (4-01-2012) cuestionan el estereotipo del “sueño americano”. Los adultos del 20% más pobre que nacieron en el mismo segmento son el 42% en Estados Unidos, contra el 30% en Gran Bretaña y el 25% en Dinamarca. Al revés, los que nacieron en el 20% más pobre y llegan al 20% más rico son el 8%, el 12% y el 14%, respectivamente.

Ahora vienen los matices. La misma desigualdad norteamericana, mayor que en otros países, reduce la movilidad estadística, de un segmento a otro, sin que necesariamente implique menor movilidad dentro de los segmentos. Para ascender del 10% más bajo al 10% más alto, en Dinamarca hay que ganar el equivalente de 45.000 dólares adicionales, pero 93.000 en Estados Unidos, donde la gama de rentas es más amplia.

En parte por eso mismo, en Estados Unidos la movilidad entre los extremos es menor, pero hay mucha más entre los segmentos intermedios.

Finalmente, esos índices se refieren a la movilidad relativa, de un segmento de renta a otro. La movilidad absoluta, o sea la variación de renta en dólares, no es pequeña en Estados Unidos. El 80% de los norteamericanos tienen más ingresos que sus padres.

Se suele decir que la desigualdad se tolera mejor si hay movilidad (relativa). Quizá se podría precisar que la absoluta es la que a la gente importa en primer lugar, pues uno no suele pensar mucho en qué 20% está, pero nota inmediatamente si su renta sube o baja. También la movilidad absoluta parece ser la que más favorece el desarrollo general, pues la actividad económica y el consumo dependen más de que haya menos pobres que de las diferencias con los ricos.

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NOTAS

(1) Sobre la composición profesional del 1%, cfr. nytimes.com, “The Top 1 Percent: What Jobs Do They Have?” (15-01-2012).

(2) Congressional Budget Office, “Trends in the Distribution of Household Income Between 1979 and 2007”, oct. 2011 (cfr. p. 37); “Average Federal Taxes by Income Group”, jun. 2010 (cfr. Additional Data, Average After-Tax Household Income).

(3) Jon Bakija, Adam Cole, Bradley Heim, “Jobs and Income Growth of Top Earners and the Causes of Changing Income Inequality: Evidence from U.S. Tax Return Data”, mar. 2009, revisado ene. 2012; cfr. pp. 50 y 52.

(4) Según datos recopilados por el Prof. Steve Kaplan (Universidad de Chicago): cfr. The New York Times, 12-12-2011.

(5) Thomas Piketty, Emmanuel Saez, “Income Inequality in the United States, 1913-1998”, Quarterly Journal of Economics 118 (1), 2003, 1-39.

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