La creciente diferencia demográfica entre Estados Unidos y Europa

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The Economist (24 agosto 2002) analiza la creciente diferencia demográfica entre Estados Unidos y Europa, que puede tener importantes consecuencias económicas y políticas en el futuro.

«El censo americano del año 2000 destapó una sorpresa»: en vez de 275 millones, como estaba previsto, en Estados Unidos había 281 millones de habitantes. «Se discute sobre los motivos exactos del fenómeno. Pero de lo que no cabe ninguna duda es de que empiezan a ampliarse las diferencias con Europa. La natalidad está creciendo en Estados Unidos. La de Europa cae». «Salvo que las cosas cambien sustancialmente, estas tendencias se acelerarán en las próximas décadas (…). En el año 2040, y puede que antes, Estados Unidos sobrepasará a Europa en población».

En 1950 Europa Occidental tenía el doble de población que Estados Unidos: 304 millones contra 152. Ambos lados del Atlántico vieron aumentar su población durante el baby boom, y luego más lentamente hasta mediados de los ochenta. Todavía hoy, la población europea es más de cien millones superior a la de Estados Unidos.

«Entre 1960 y 1985 la tasa de fecundidad estadounidense descendió más rápido que la europea, hasta 1,8, un poco por debajo de los niveles europeos, y lejos de la tasa de reemplazo de 2,1 (la cifra necesaria para mantener estable la población). Durante los años 90 la natalidad americana ha reflotado, ascendiendo hasta poco menos del 2,1».

«Nadie sabe exactamente por qué. Parte de la recuperación se debe a los nacimientos de inmigrantes, por encima de la media. Pero eso no es todo: también crecieron entre los nacionales, tanto de raza blanca como negra. La explicación quizá más probable, aunque imposible de probar, es que la mayor natalidad es consecuencia del despegue económico de los años 90, combinado con lo que podría llamarse confianza social».

Mientras tanto, la fertilidad europea sigue bajando. El índice es ahora menos de 1,4 y se estima que seguirá descendiendo al menos durante otros diez años. Se estima que la fertilidad volverá a subir a partir del año 2010, pero no al mismo ritmo que la americana. Las predicciones alumbran un mundo occidental vuelto del revés: para el año 2050 podría haber 550 millones de habitantes en Estados Unidos, el doble de los que hay en la actualidad, y creciendo, mientras en Europa la cifra, decreciente, estaría en 360 millones. Aunque, como es obvio, las proyecciones a cincuenta años vista hay que mirarlas con mucha cautela.

Ni siquiera la inmigración parece una ventaja para Europa. En el periodo 1985-95, el número de inmigrantes entrados en Europa fue ligeramente superior al de Estados Unidos. Pero en la década de los noventa Estados Unidos recibió 11 millones de inmigrantes legales, mientras que en Europa la cifra ha ido a menos por las crecientes barreras a la entrada. Además, el índice de fertilidad entre los inmigrantes hispanos en Estados Unidos es casi 3 hijos por mujer, más que en muchos países en desarrollo.

Las consecuencias económicas son bastante evidentes. A la Unión Europea «gusta alardear de que es el mayor mercado del mundo. Y, como consecuencia, busca un trato de igualdad con Estados Unidos en las negociaciones comerciales». Pero esta afirmación puede convertirse en algo muy relativo.

«Pero la peculiaridad demográfica norteamericana no estriba tanto en los números brutos como en la naturaleza del crecimiento de la población, y en lo que ese crecimiento provocará en su estructura demográfica». «Unas tasas de natalidad más altas y la inmigración producen no sólo una población mayor, sino también una sociedad más joven, con mayor mestizaje étnico, y, en suma, más dinámica».

Para empezar, Estados Unidos tendrá, hacia el 2020, un 18,6% de niños, frente a un 13,7% en Europa. Desde el punto de vista fiscal, más niños que educar significa una carga para las finanzas públicas. La llamada «tasa de dependencia» (el número de niños y de jubilados por cada trabajador en activo) será mayor en EE.UU. que en Europa hasta el 2035. Pero con una diferencia: una mayor proporción de esos «costes de dependencia» se deberá en Europa a los viejos, mientras que en EE.UU. se deberá a la educación de los niños. Y a partir del 2035 la tasa de dependencia irá disminuyendo en América a medida que los niños se conviertan en adultos. Pero en Europa seguirá aumentando.

«Tanto Estados Unidos como Europa se enfrentan a problemas presupuestarios para cubrir las pensiones y el gasto sanitario a medida que las generaciones del baby-boom de postguerra se vayan jubilando». Pero la juventud de la población americana garantizará que el peso de las pensiones de los jubilados y su atención sanitaria no se haga insoportable. «Aunque la carga crezca a ambos lados del Atlántico, será más pesada en Europa».

Esto será una fuente de problemas para las relaciones transatlánticas. «Estados Unidos gasta el doble en Defensa que toda la UE». «Si los europeos no desean gastar en la actualidad lo necesario para ser aliados militares de los Estados Unidos, no parece que vayan a hacerlo en el 2050, cuando sus jubilados de más de 65 años asciendan al 30% de la población (…). En resumen, la lógica a largo plazo de la demografía parece que reforzará el poder militar americano». Esto seguramente afectará a la política exterior y a instituciones como la OTAN.

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