Rusos, volved a casa

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Para compensar el descenso de la población, Rusia quiere atraer a su diáspora en el «exterior próximo» (las otras repúblicas ex soviéticas), que suma unos 18 millones de personas. El gobierno ha destinado 4.600 millones de rublos (131 millones de euros) a ayudar a establecerse a los rusos que quieran volver.

Desde la disolución de la Unión Soviética, sobre todo en los primeros años siguientes, han regresado unos 8 millones de rusos. Los mayores flujos provinieron de Kazajstán y Uzbekistán, los destinos adonde más rusos había enviado -a la fuerza o no- el régimen comunista de Moscú. De hecho, esas y las demás repúblicas ex soviéticas con mayor población rusa (Georgia, Ucrania) siguen siendo los orígenes de la mayor parte de los inmigrantes instalados en Rusia, aunque desde la pasada década llegan también muchos no rusos. Entre los países que formaban la URSS se dan importantes movimientos migratorios (más de 750.000 personas en el periodo 2000-2003); pero solo Rusia es receptora neta (también Bielorrusia, pero con un saldo migratorio muy pequeño: cfr. Banco Mundial, informe «Migration and Remittances: Eastern Europe and the Former Soviet Union», enero 2007).

Pese al saldo migratorio positivo del 1,8% en 2000-2003, Rusia pierde población por su crecimiento natural negativo (-3% en el mismo periodo), debido a la baja natalidad y más aún a la elevada mortalidad. El gobierno pretende aliviar el descenso -más de 4 millones de habitantes desde 1989- trayendo preferentemente a rusos. Pero aunque retornara toda la diáspora, no por eso cambiaría la tendencia. Según el informe del Banco Mundial, para recuperar a mediados de siglo solo con inmigrantes el tamaño demográfico que tenía en 1995, Rusia necesitaría una inmigración neta de casi 25 millones de personas, y no cabe esperar más de 5-6 millones. Ya lo advirtió el presidente Vladímir Putin el año pasado, al presentar un conjunto de medidas para estimular los nacimientos y reducir la mortalidad (ver Aceprensa 56/06).

En cuanto a la inmigración, la reforma que entró en vigor en enero último (ver Aceprensa 9/07) ha legalizado hasta ahora a medio millón de extranjeros: 200.000 que han obtenido permiso de trabajo y 300.000 más que han recibido solo permiso de residencia. Los irregulares expulsados son más de 1.500. Se supone que en Rusia quedan aún más de 4 millones de inmigrantes sin papeles, de los que el Servicio de Migraciones espera regularizar 2,5 millones más antes de que termine el año. La nueva ley permite inscribir a otros 3,3 millones dentro de 2007, cupo que tal vez no se cubrirá.

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