Los tiempos de crisis económica tienden a acentuar la desigualdad social. Así ha ocurrido en España a raíz de las tres últimas crisis: la recesión de 2008, la pandemia de covid y la inflación provocada por la guerra de Ucrania. Todos hemos salido perdiendo, pero los de menos ingresos han resultado más perjudicados y tardan más en recuperarse. Retratar este fenómeno y ofrecer propuestas para atajarlo es lo que se propone Javier Ruiz en su libro Edificio España (1).
Javier Ruiz, periodista, jefe de Economía de la Cadena SER, piensa que la creciente desigualdad es el mayor problema de España, con consecuencias no solo económicas sino también políticas, reflejadas en una acentuada polarización. Desde los años 80, mientras el crecimiento económico se mantuvo y el gasto social aumentó, la desigualdad disminuyó. Pero la sucesión de crisis a partir de 2008 ha hecho que quienes dependen del empleo se hayan quedado atrás, y haya aumentado la brecha entre los de arriba y los de abajo.
El autor utiliza la metáfora del Edificio España, un inmueble de cinco pisos, en el que cada planta equivale a un 20% de los hogares, distribuidos según su nivel de ingresos. Y se sirve de esta imagen gráfica para comparar las repercusiones que han tenido las sucesivas crisis en los distintos pisos.
En la recesión que empezó en 2008, las medidas de austeridad y las políticas de ajuste para salir de la crisis perjudicaron a todos, pero especialmente a los de abajo por la destrucción de empleo y la devaluación salarial, vinculada a la reforma laboral. La pandemia de covid acentuó la diferencia entre los que podían teletrabajar y los que no, entre los que podían acogerse a medidas de protección y quienes se quedaban fuera del paraguas social. Con la guerra de Ucrania, la inflación se ha disparado por encima de los aumentos salariales, confirmando su carácter de “impuesto de los pobres”.
El impacto de tres crisis
La consecuencia de estos tres impactos ha sido una creciente desigualdad. Entre otras manifestaciones, el autor destaca que en el Edificio España los del piso de abajo aún tenían a finales de 2021 una pérdida de ingresos del 18,5% respecto a antes de la pandemia y los del piso primero, de un 12%. En cambio, los del piso más alto registraban una pérdida de ingresos del 4,2%. Es decir, los que habían sufrido menor caída de rentas se han beneficiado antes de la recuperación.
Después de tres crisis encadenadas hay un aumento de la desigualdad y una menguante clase media
Esta distinta evolución explicaría el aumento del coeficiente de Gini, que mide la desigualdad de ingresos. Javier Ruiz dice que ha aumentado tres puntos, de 36 a 39 (siendo 100 la máxima desigualdad). Sin embargo, el INE señala que en 2021 estaba en 33, habiendo alcanzado su punto más alto (34,7) en 2014. En estas y otras ocasiones se advierte que el autor tiende a buscar datos que avalen mejor sus tesis, descartando otros.
Pero también es significativo que la población en riesgo de pobreza o exclusión social haya subido al 27,8% en 2021, aunque no hay que perder de vista que estar en riesgo no equivale a haber caído en esta situación. De ellos, un 8,3% sí sufren carencia material severa.
Clase media menguante
Otro efecto de este aumento de la desigualdad sería una clase media menguante. Javier Ruiz, utilizando criterios del Banco de España, considera clase media a los hogares con ingresos entre 23.400 y 48.600 euros anuales. Ya hace algunos años, la OCDE señalaba que la clase media española había menguado un 3,7% en el periodo 2005-2015.
Si antes la pobreza estaba ligada al desempleo, ahora el problema es que va en aumento el número de trabajadores que tienen un trabajo, pero cuyos ingresos no dan para pagar sus facturas. Y así no puede ampliarse la clase media.
También en el ámbito empresarial ha habido diferencias notables en los efectos de la crisis entre grandes y pequeños. España es un país con predominio de pymes, que suponen el 39% del empleo. Pero son las grandes empresas del IBEX 35 las que se han recuperado rápidamente y mejor, sobre todo en sectores como el energético y la banca, donde hay menos competencia y mayores beneficios en este momento. Sin embargo, el tipo efectivo del impuesto de sociedades sobre los beneficios que pagan las grandes empresas ha ido bajando, por obra de deducciones, desgravaciones, compensaciones por pérdidas pasadas… Está por ver lo que ocurre tras el impuesto extraordinario a la banca y compañías energéticas que ha presentado el gobierno, novedad que no entra en el libro.
Ascensor social desgastado
Pero que los ricos salgan mejor parados que los pobres en los momentos de crisis es lo que cabe esperar. Por eso puede ser más significativo observar cómo está funcionando el ascensor social y si el sistema fiscal corrige más o menos las diferencias.
Javier Ruiz sostiene que en el Edificio España el ascensor social se ha hecho más lento. Como prueba, se fija especialmente en el aspecto educativo. El 69% de los hijos de padres con títulos universitarios completan también la educación terciaria, frente a un 22% de los hijos de padres con menos estudios.
De todos modos, en este y otros datos, es más revelador observar la tendencia. Y la tendencia –no señalada en el libro– ha ido hacia una creciente extensión de la educación universitaria. A los 20 años, el 51% de los jóvenes está en la educación terciaria, cuando la media de la UE es el 40%. Y esto no ha beneficiado solo a los de arriba.
En España los impuestos son menos efectivos que los de otras economías desarrolladas para recortar la desigualdad
Otra cosa es que normalmente los que provienen de familias con más ingresos y con padres universitarios tienen más fácil encontrar empleo y con mayores salarios. Ruiz destaca que uno de cada dos hijos de trabajador manual también seguirá siéndolo. Pero entonces la otra mitad no lo será. De hecho, en un informe de la OCDE dedicado a la movilidad social (A Broken Social Elevator?, 2018), se dice a propósito de España que “la proporción de hijos con padres de bajos ingresos que se quedan en ese mismo nivel es del 28%, algo menos que la media de la OCDE (31%)”.
La reforma fiscal siempre pendiente
Para verificar el estado del ascensor social, también hay que ver hasta qué punto el sistema fiscal tiene un efecto redistributivo. Javier Ruiz reconoce que, gracias a los impuestos y a las prestaciones monetarias y en especie (educación, sanidad…), se reduce la desigualdad en la distribución de la renta. Nuestro sistema fiscal sigue un patrón de cierta progresividad, de modo que el 60% de los contribuyentes reciben más de lo que aportan gracias al otro 40% de mayores rentas.
Pero en España los impuestos son menos efectivos que los de otras economías desarrolladas para recortar la desigualdad, puesto que consiguen una convergencia menor de renta entre los relativamente ricos y los relativamente pobres.
Según Eurostat, en 2020, el 20% más rico obtenía una renta 5,7 veces superior a la del 20% más pobre, mientras que la media de la UE era de 4,89 (renta después de impuestos). Esto nos sitúa entre los países de la UE más desigualitarios en la distribución de la renta. En lo que se refiere al patrimonio, el 10% más rico concentra en sus manos el 57,6% de la riqueza. Aun así, España todavía se sitúa en la franja media dentro de los países de la UE, en el reparto del patrimonio.
Otros motivos de desigualdad
Es objetivo reconocer que la desigualdad ha aumentado tras las crisis de los últimos años, aunque Javier Ruiz tienda a fijarse sobre todo en lo que ha ido a peor. Habría que considerar hasta qué punto ha influido en esto desde los años ochenta la llegada de inmigrantes, que en buena parte son personas de renta baja. Tampoco conviene perder de vista que el aumento de la desigualdad responde también a diferencias entre sectores económicos, algunos de los cuales han decaído por los cambios tecnológicos y la pandemia, mientras que otros han prosperado.
El autor presta más atención a la redistribución de la renta que al crecimiento que puede crear empleo
El autor, tan preocupado por señalar las desigualdades, no trata sin embargo una muy clara: los mejores sueldos y la mayor estabilidad de los empleados del sector público frente a los del privado. En el año 2021 el salario medio bruto en el sector público alcanzó los 2.807 euros, mientras que en el sector privado se situó en 1.901. Cierto tipo de empleos que antes daban acceso a la clase media ya no aseguran ese estatus.
El problema de crear empleo
Para hacer frente a la desigualdad, el autor hace una serie de propuestas. En el aspecto fiscal, desde luego no es partidario de bajar impuestos ahora, sino de procurar que los que más tienen contribuyan más. Pero sobre todo va en la línea del economista francés Thomas Piketty, para que a través del impuesto de sucesiones y del patrimonio (con un mínimo exento) se evite que los más ricos sigan acumulando la riqueza. A la vez, se trata de mejorar la capacidad recaudatoria del impuesto de sociedades, sobre todo el de las grandes empresas, que ahora está por debajo de la media de la UE.
En las propuestas laborales, apoya la última reforma para rebajar los contratos temporales y defiende la subida del salario mínimo, respondiendo a los argumentos de quienes se oponen. Pero no explica cómo evitar en estos tiempos de inflación que el aumento de salarios se traduzca a su vez en una mayor subida de precios por los mayores costes salariales. Ruiz reconoce que “en España, el desempleo ha sido tradicionalmente la gran causa de desigualdad”. Pero presta más atención a la redistribución de la renta que al crecimiento que puede crear empleo.
Para que el ascensor social de la educación vuelva a funcionar, propone una reforma pactada, de modo que se rompa el vínculo entre nivel socioeconómico y éxito escolar. Esto es más fácil de decir que de hacer, pues nadie puede impedir que el nivel educativo de los padres repercuta en la educación de sus hijos por el propio ambiente familiar. Lo que hay que ver es qué puede hacerse para que las potencialidades de un alumno no queden frustradas por los recursos económicos de su familia.
Edificio España es un libro interesante por su modo de presentar la información en torno a un problema innegable como la creciente desigualdad. Sus propuestas de solución reflejan un ideario socialdemócrata. Se pueden discutir para ofrecer otras, pero no para renunciar a la equidad.
(1) Javier Ruiz, Edificio España. El peligro de la desigualdad
Espasa. Madrid (2022)
341 págs.
Un comentario
Soy partidario, como el autor, de mantener el Imp Patrimonio y el de Sucesiones, si bien, con altos mínimos exentos. También de subir el Imp EFECTIVO de Sociedades, a las grandes empresas, y bajar mucho los Imp a las PYMES. El IVA de los alimentos esenciales bajarlo al mínimo (2%) y el Imp Renta hacer 4 tramos. Bajar los 2 inferiores y subir los dos superiores. Y, sobre todo, exigir que deje de existir trabajos en negro con una mayor efectividad de las inspecciones.