Davos 2024 no sabe si ser optimista o pesimista

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Davos 2024 no sabe si ser optimista o pesimista
Christine Lagarde (centro), presidenta del Banco Central Europeo, en el Foro Económico Mundial 2024 (CC World Economic Forum/Valeriano Di Domenico)

El mundo afronta una nueva era, una transformación, pero con incertidumbres geopolíticas patentes, han asegurado empresarios y economistas en el Foro Económico Mundial de Davos. No ayudan al optimismo la escasa confianza entre las mayores economías, ni la polarización, pero tres mil responsables políticos y ejecutivos de empresa se han reunido para generar ideas y reactivar la economía.

El conocido popularmente como Foro de Davos, fundado en 1971 por el economista alemán Klaus Schwab, que continúa siendo el presidente ejecutivo de la organización, está constituido por un centenar de multinacionales, tiene su sede central en Ginebra y oficinas regionales en Pekín y Nueva York. Aunque se trata de una organización sin ánimo de lucro, su principal fuente de financiación son, según El Economista, cerca de 1.200 compañías con facturación superior a 5.300 millones de euros que mantienen acuerdos con la organización.

Si en torno a tres mil líderes económicos y empresariales, incluyendo altos funcionarios estatales más sesenta jefes de Estado, se acercan a Davos, es por alguna razón, en principio positiva para los ciudadanos, y desde luego para los accionistas de las compañías de aquéllos, y para los inversores. Si eso incluye que el modo de acceder a estas líneas de trabajo tiene mayor o menor dosis de ideología, ya se verá.

Una llamada a la unidad y al diálogo

El lema de esta edición ha sido “Rebuilding Trust” (Recuperar la confianza). En este sentido, el noruego Børge Brende, presidente del Foro, recordó el martes 16 de enero por la mañana la complejidad del contexto geopolítico y geoeconómico en el que tenía lugar la reunión anual.

Sin embargo, el secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió el miércoles de que no debemos permitir que las divisiones geopolíticas impidan respuestas coordinadas a desafíos globales, como el cambio climático o la inteligencia artificial, y pidió reformas.

Este llamamiento a una mayor colaboración y cooperación tuvo eco a lo largo de la semana en los discursos de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, los norteamericanos Jake Sullivan y Antony Blinken, secretario de Estado, y el primer ministro catarí, Sheikh Mohammed bin Abdulrahman Al-Thani, entre los líderes que instaron al diálogo.

La paz y la seguridad son posibles, dijo el consejero de Seguridad Nacional Sullivan el martes, “si nos unimos y tomamos decisiones sabias y audaces”. Por otra parte, “en medio del conflicto en Ucrania y Gaza, escuchamos a líderes, entre ellos Volodímir Zelenski, Isaac Herzog, Bisher Hani Al Khasawneh, Hossein Amir-Abdollahian y Mohammad Mustafa, mientras buscábamos caminos hacia la paz”, subraya la organización del Foro. Puede argumentarse que se trata de verdaderas guerras, y no “conflictos”, pero Davos puede decir con verdad que esos líderes estuvieron allí.

Los grandes ausentes

El problema que rebajó expectativas y cercenó el activo que suponían estas presencias fueron las ausencias de los presidentes norteamericano, chino y ruso, Joe Biden, Xi Jinping y Vladímir Putin. Además, tampoco asistió el primer ministro británico, Rishi Sunak. “Desafortunadamente para Davos, a veces lo más notorio del evento es quién no acude”, se ha escrito en Expansión. Tampoco ha asistido el multimillonario Elon Musk. Fuentes empresariales han asegurado a ese diario que no ha sido invitado, y otros comentan que Musk no se siente decepcionado por ello.

Una tónica común en Davos fue la idea de que, aunque la economía envía signos positivos, la situación geopolítica puede desbaratar este clima favorable

Sobre Biden pueden alegarse sus problemas de salud, mientras el presidente Putin descalificó el Foro y su intento de buscar la paz en Ucrania. Lo de Davos es “hablar por hablar”, aseguró el portavoz del Kremlin. En cuanto al presidente chino, delegó en el primer ministro Li Qiang, quien pidió la reconstrucción de la confianza entre los países y elogió la economía de China, destacando su posición integral en la economía global. “La economía china está logrando progresos constantes y seguirá brindando un fuerte impulso a la economía mundial”, afirmó.

La economía respira, la geopolítica ahoga

Una tónica común en las intervenciones de políticos y economistas fue la idea de que, aunque la economía envía signos positivos, la situación geopolítica puede desbaratar este clima favorable.

Un crecimiento económico mejor que el esperado, y un creciente optimismo de que el grave repunte inflacionista prácticamente global está siendo derrotado, hacían pensar en que el telón de fondo para la reunión de este año era más prometedor de lo que muchos preveían hace un año, cuando el lema del Foro fue “Cooperation in a Fragmented World” (Cooperación en un mundo fragmentado).

En efecto, las grandes economías lideradas por EE.UU. parecen dirigirse hacia “un aterrizaje suave” tras las importantes subidas de tipos de interés llevadas a cabo por los bancos centrales, ha escrito Financial Times. Pero en su análisis del fin de semana post Davos, el diario financiero señala que “esto está siendo ofuscado por la creciente ansiedad ante los innumerables riesgos geopolíticos que se avecinan en 2024, y que crean una gran incertidumbre”.

¿Cuáles son estos riesgos? Por decirlo de un modo sintético, hay guerras en Europa y en Oriente Próximo, y “este conflicto ha provocado el desvío masivo de la navegación por el sur de África, lo que ha incrementado los costes para las empresas y potencialmente la inflación”, asegura Sam Fleming en Expansión. Además, en ocho de los diez países más poblados del mundo, incluido EE.UU., se celebran elecciones este año, lo que augura un período de fuerte volatilidad política.

El primer ministro chino Li Qiang añadió en Davos otro factor importante: “Hay un déficit de confianza entre las naciones. Si las reglas las establecen unos pocos países, el multilateralismo se convertirá en unilateralismo”. Desde el momento en que el posible candidato presidencial Donald Trump sigue con el “América primero”, lo que incluye imponer aranceles del 10% a China, su más que probable nominación como candidato a la presidencia “ha ahondado las preocupaciones sobre un empeoramiento del clima de polarización entre las dos mayores potencias económicas del mundo”.

Tres razones para la esperanza

En paralelo a las intervenciones políticas, la organización de Davos continuó su trabajo, y se celebró una mesa redonda, difundida con amplitud, en la que se abordaron razones para ser optimistas sobre la economía en 2024. En concreto, tres.

En primer lugar, el crecimiento verde. Para Ludovic Subran, economista jefe de Allianz SE, uno de los puntos positivos para 2024 es el potencial que ofrece la transición hacia una economía más sostenible. “Soy muy positivo al respecto; ya hemos visto llegar al mercado muchas innovaciones”.

El segundo es la innovación. Según Karen Harris, jefa del Grupo de Tendencias Macroeconómicas de la consultora Bain & Company, aún no está claro si los países se encaminan hacia una recesión o hacia un aterrizaje suave, pero la innovación que se está observando en todos los sectores y empresas (aunque a veces no se refleje directamente en el PIB) permite ser muy optimista.

El presidente argentino Javier Milei defendió en el Foro que el capitalismo de libre empresa es “la única herramienta que tenemos para terminar con el hambre, la pobreza y la indigencia”

En tercer término, las buenas expectativas de algunas economías regionales. Mario Mesquita, economista jefe de la entidad brasileña Itaú Unibanco SA, espera que algunos países sorteen estas tormentas mejor que otros. “Creo que economías como India y México deberían tener un buen desempeño este año”, señaló, “y serán una fuente de apoyo para el crecimiento mundial”.

Milei y el capitalismo “heroico”; Sánchez, y la amenaza “reaccionaria”

Enfilando la recta final del Foro, llegó el momento de ir dejando propuestas sobre la mesa. La participación del recién elegido presidente argentino Javier Milei en el Foro de Davos ha sido uno de los grandes acontecimientos de este año. La expectación era grande incluso antes de que llegara, y el eco en redes sociales de su intervención superó con mucho al de cualquier otro mandatario, también porque el nuevo gobierno argentino había formalizado a finales de diciembre su renuncia a integrar el grupo de los BRICS.

Javier Milei
El presidente argentino Javier Milei durante su discurso a la reunión del Foro Económico Mundial en Davos, 19-01-2024 (CC World Economic Forum/Ciaran McCrickard)

De su discurso liberal puede destacarse el homenaje a los empresarios. “No se dejen amedrentar”, les dijo. “No se entreguen a una clase política que lo único que quiere es perpetuarse en el poder. Ustedes son benefactores sociales. Ustedes son héroes. Ustedes son los creadores del periodo de prosperidad más extraordinario que jamás hayamos vivido. Que nadie les diga que su ambición es inmoral. Si ustedes ganan dinero es porque ofrecen un mejor producto a un mejor precio, contribuyendo de esa manera al bienestar general. Ustedes son los verdaderos protagonistas de esta historia, y sepan que a partir de hoy, cuentan con un aliado inclaudicable en la República Argentina”, declaró Milei.

Durante su exposición, señaló que el capitalismo de libre empresa es, a su juicio, “la única herramienta que tenemos para terminar con el hambre, la pobreza y la indigencia a lo largo y a lo ancho del planeta. La evidencia empírica es incuestionable”.

Junto a Von der Leyen y el presidente francés Emmanuel Macron, la presencia del presidente español Pedro Sánchez constituyó el contrapunto a las tesis de Milei, y así lo configuró Davos en sus resúmenes en la red. La disyuntiva se planteó entre capitalismo de libre competencia, por un lado, e intervención de los gobiernos para innovar y crecer, por el otro.

Frente al discurso de Milei, para quien el único cáncer para la economía es el Estado, Pedro Sánchez animó a “defender la democracia y a luchar contra la involución que representa la ola reaccionaria que recorre el mundo”.

Lagarde, hacia la normalización

Como puede apreciarse, no hay consenso entre economistas y políticos sobre cómo afrontar esta nueva era económica, pero sí lo hay en que el mundo se dirige a una transformación, que tiene entre sus ejes la IA generativa, los riesgos geopolíticos y la polarización política, y también una fuerte deuda acumulada, junto a las urgencias climáticas.

Estas fuerzas configuran el nuevo escenario al que se refirió la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde. Se trata de combatir, o al menos gestionar, la desconfianza, con un optimismo que es consecuencia, a juicio de Lagarde, de tres síntomas: la moderación de las fuerzas que han impulsado de modo tremendo el consumo en estos años, un repunte del comercio mundial tras una fase de recesión, y una mejora de la inflación.

No obstante, queda por ver, entre otras cuestiones relevantes, el comportamiento de China en un año crítico para disipar la deflación y recuperar la estabilidad económica, subraya Financial Times, y qué ocurre en las elecciones norteamericanas de noviembre.

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