José Luis Comellas se ha convertido en uno de los divulgadores más claros del conocimiento histórico en nuestra lengua y, por eso, en uno de esos guías que agrada seguir para visitar lo que ya pasó. Pienso que una de sus grandes virtudes es el estilo, sencillo, medido, muy pulido y por eso sin obstáculos, que permite recorrer el texto como quien se deja arrastrar por la suave corriente de un río.
Estos últimos años ha publicado algunas síntesis en las que parece notarse el afán de hacer partícipe al lector de sus más condensadas reflexiones: Páginas de la historia, Historia sencilla de la Ciencia, Historia sencilla de la Música, etc. Pero tres de ellos han constituido, más que una nueva síntesis, una ampliación de su visión de la historia de Europa y el mundo que había abordado de forma más sintética en trabajos anteriores, como su Historia breve del mundo contemporáneo. Se trata de El último cambio de siglo: gloria y crisis de Occidente 1870-1914, Los grandes imperios coloniales y el que ahora nos ocupa La guerra civil europea (1914-1945), recién aparecido.
Me parece advertir una cierta unidad de comprensión en esas tres obras, que tratan de acercar al lector al núcleo de la historia europea en el siglo XX, e incluso pretenden más: averiguar qué ha sido Europa en la historia universal, especialmente en la contemporánea, su especialidad. En la introducción de esta última José Luis Comellas declara claramente su conclusión: “El sentido de lo europeo es una combinación solo a primera vista contradictoria entre dos actitudes muy distintas. Por un lado, la tendencia al orden, el equilibrio, la armonía, la comprensión lógica y natural de las cosas y de la relación de unas con otras; y por otro, la tendencia a lo más elevado, a lo más sublime, a lo que se desprende de la tesitura superficial de cuanto nos rodea, para buscar lo que se esconde en las alturas. Otras culturas del mundo pueden poseer una u otra de estas cualidades, pero quizá ninguna otra haya sabido y podido conjugar las dos en una síntesis superior y acabada”.
Comellas nos proporciona en este libro una de las claves de su comprensión de la historia europea, cuando afirma al referirse a las dos grandes guerras mundiales que uno de los hombres que a su juicio mejor han penetrado en lo que significaba esta ruptura fue el intelectual y diplomático indio, formado en Oxford, Kavalam Manhava Panikkar (1895-1963). De él es la idea de una “edad europea” que iría desde fines del siglo XV hasta mediados del XX. Desde cuando portugueses y castellanos se lanzaron a la exploración y colonización del mundo hasta cuando la guerra civil europea consiguió hacer cenizas el poderío del viejo continente. Es la tesis de su Asia and Western Dominance: A Survey of the Vasco Da Gama Epoch of Asian History, 1498-1945 (1953). En efecto, una consecuencia mayor de las dos guerras mundiales fue que por primera vez en cinco siglos la capital del mundo ya no está en Europa.
Comprender y explicar cómo sucedió esto, cómo se quebró la primera globalización, liderada por Europa, tan laboriosamente tejida, es uno de los grandes objetivos de esta obra de José Luis Comellas. Su método es, como acostumbra, claro y determinado. Sigue cuidadosamente los consejos de su maestro, Federico Suárez: tratar la tesis como tesis, la hipótesis como hipótesis y la conjetura como conjetura.
El recorrido que realiza por las dos guerras mundiales sigue en buena medida un esquema ya conocido para quienes hayan leído sus obras de historia universal. Lo que aquí encontraran esos lectores es una ampliación de la información y también de las tesis explicativas del autor. Lo hace con la suavidad narrativa de costumbre, con la destreza del que sabe elegir los caminos que ha comprobado más fáciles para la comprensión de los hechos.
Las referencias bibliográficas son ricas, fruto de toda una vida de lecturas. Cierto, es imposible abarcar los más de 60.000 títulos escritos sobre la primera guerra mundial y los 250.000 que tratan de la segunda, pero no hay duda de que está lo más importante. No obstante, he echado de menos alguna referencia a interpretaciones recientes como la de Niall Ferguson en La guerra del mundo. Los conflictos del siglo XX y el declive de Occidente (1904-1953), o la de Norman Davies en Europa en guerra. 1939-1945. Pero es un asunto menor. Para quien quiera una lectura sólida y agradable sobre la autodestrucción de Europa en el siglo XX, esta es una buena elección.