En el año 2015 un grupo de periodistas enamorados de la profesión lanzaron la revista 5W, un proyecto tan ambicioso como idealista.
En plena dictadura del clickbait querían hacer reporterismo de calidad, que a veces se apellida gourmet, caviar o premium. Su propósito era contestar a las cinco tradicionales uves dobles –qué, quién, cuándo, dónde y por qué– con rigor, medios, análisis y tiempo. Olvidarse del SEO para escribir simplemente bien, y correcto, y bonito, y cuidado y salir del patio de casa para explorar el mundo, que reporterismo no se hace analizando películas ni tendencias en redes sociales –yo puedo decirlo–, sino explorando con una mochila al hombro.
Fruto del trabajo de estos diez años han sido reportajes, podcasts y eventos que se encuentran entre el mejor periodismo llamado “internacional” escrito en español de la última década. Y también unas revistas anuales monográficas –que son en realidad casi libros– dedicadas a temas como el agua, la paz, el odio o la diversión. El último número, el 9, el de 2024, está dedicado a los jóvenes. Y es una mirada muy valiosa para entender de una manera caleidoscópica a la juventud.
En sus 250 páginas hay un poco de todo, porque en el reporterismo caben muchos géneros; hay entrevistas, fotorreportajes, ensayos, poemas, retratos y reportajes documentadísimos. Los temas dibujan un tapiz muy completo: desde la relación de los jóvenes con las redes sociales, hasta por los chicos americanos que se preparan para entrar en el ejército, pasando por la entrevista de un deportista de élite que sufrió una grave crisis de salud mental, la situación de los jóvenes en Tailandia o la iniciativa de dos chicas para concienciar sobre el cambio climático a partir de comparaciones aparentemente disparatadas.
Como en toda obra colectiva, el valor de las piezas es irregular y, además, cada uno tendrá sus preferencias y sus gustos: de autores, temas y géneros. Yo reconozco haber disfrutado especialmente con el ensayo de Alberto Olmos –“Echarse a perder escribiendo”– sobre el oficio de escribir y la juventud, y con el magníficamente documentado reportaje de Javier Sánchez –“Labios de Instagram”– sobre la dismorfia que se ceba en los veinteañeros.
En cualquier caso, el conjunto es un interesante documento sobre esa generalización que llamamos juventud y que es lo suficientemente amplia y heterogénea para unir a Greta Thunberg con Malala Yousafzai.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta