Gilles Lipovetsky, autor de conocidos ensayos sobre la posmodernidad (La era del vacío, El imperio de lo efímero, El crepúsculo del deber, etc.) escribe aquí, junto con el crítico de cine Jean Serroy, sobre cómo la economía ya no se rige por el oportunismo de la oferta y la demanda, sino por una lógica basada en la dinámica de la moda.
Y como la moda incluye siempre, con más o menos calidad, un elemento estético, de ahí lo de la estetización del mundo. Enunciada de ese modo la tesis –que, como suelen ser las de Lipovetsky, resulta lúcida pero parcial–, el libro podría tener 50 páginas en lugar de más de cuatrocientas. Pero los autores se detienen en explicar qué es el arte, la alta costura, los centros comerciales, el cine, la música, etc. En este sentido es una pequeña enciclopedia de muchas cosas de las que la gente habla. De modo especial del diseño, porque parece que hoy todo es diseño.
Así, de fondo, está la idea de que lo estético ha superado lo ético y, en cualquier caso, que si la modernidad superó la prueba de la cantidad, la hipermodernidad (que otros llaman posmodernidad) debe superar la prueba de la calidad, insuflando belleza en el capitalismo. Pero Lipovetsky parece ignorar que no ahora, sino desde siempre, la calidad es cosa de minorías; salvo en dos o tres cuestiones esenciales (el amor, la familia, los alimentos) los gustos de la mayoría suelen ser sinónimos de mediocridad.