Joel Chandler Harris

El Tío Remus

TÍTULO ORIGINALUncle Remus

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNMadrid (2019)

Nº PÁGINAS534 págs.

PRECIO PAPEL25 €

PRECIO DIGITAL7,99 €

TRADUCCIÓN

GÉNERO

Es una gran noticia esta primera edición en castellano de algunos relatos del Tío Remus, el narrador: los 34 de la primera colección y los 70 de la segunda. Cuando se publicaron, primero en la prensa y luego en libros a partir de 1880, fueron una revolución literaria y cultural: por el uso del dialecto propio de los negros de las plantaciones de Georgia; por el marco que soporta y da continuidad a las historias que se suceden; por el carácter astuto, tramposo e incluso canalla de los protagonistas, en la tradición de los cuentos y las fábulas, y por ser deudor de relatos picarescos y populares de origen africano.

Tío Remus, un viejo negro de una plantación, cuenta historias a un niño blanco, hijo de su ama, sobre un espabilado y granujiento conejo, Mano Conejo (Brer Rabbit en el original), y otros animales, unos que con frecuencia son sus rivales y enemigos, aunque también pueden ser sus compinches, como Mano Zorro y Mano Lobo, y otros que también cumplen esos papeles, aunque aparecen menos que los anteriores, como Mano Oso, Mano Buitre, Mano Galápago, Mano Caimán, etc.

La narración va puntuada por reacciones del oyente, fascinado, ansioso de saber más, y que, como está tan atento, pide aclaraciones y hace notar las contradicciones al Tío Remus, que siempre sabe salir hábilmente del paso y que, una y otra vez, le pide tranquilidad a su interlocutor. Algunos cuentos los narran otros personajes: un amigo del Tío Remus, Papy Chak (Daddy Jack), y una sirvienta mayor, la Tía Tempi.

Esta edición resuelve bien las muchas dificultades de traducción, enormes cuando entra en escena Papy Chak, un anciano negro que usa el dialecto propio de quienes habitaban la costa, una mezcla “confusa e intraducible de palabras inglesas y africanas”.

Dentro de la fiebre revisionista de las últimas décadas del siglo XX, estos relatos han sido menospreciados y criticados debido a la figura típica del Tío Remus, a la presentación condescendiente de la vida de los esclavos, tal como la recordaba el autor de su infancia y juventud, y debido al hecho de que fuera un escritor blanco y no uno afroamericano el recopilador de las historias. Conviene no perder de vista que, como se aprecia en la introducción que pone Harris a su libro, su principal interés era el folclórico e histórico: a veces recogía distintas versiones de la misma historia para escoger luego la mejor, y al contar sus cuentos aclara términos y dichos propios de las plantaciones en notas al pie.

El prólogo del traductor explica y contextualiza bien la figura y la obra de Harris (1845-1908). Recuerda que escribió sus cuentos justo después de la Guerra de Secesión, y que, aunque sus relatos muestran unas relaciones afectuosas entre los amos blancos y los esclavos negros, fue una persona que condenó en su tiempo la esclavitud y sus perniciosas consecuencias.

Además, la editorial añadió al inicio un sorprendente disclaimer: “Este texto contiene opiniones o ideas que, leídas a día de hoy o desde una visión descontextualizada, pueden resultar ocasionalmente rechazables”, y que, por supuesto, la editorial en modo alguno las comparte, etc. Tampoco es afortunada la contracubierta, por más que termine indicando –y ese mérito es el que un editor convencido del producto que ofrece debería subrayar más– que es “un inigualable testimonio filológico y cultural”. 

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