Con apenas 26 años, François Truffaut se contó a sí mismo en una de las obras maestras del cine francés: Los cuatrocientos golpes (1959). Era su primera película y estaba rodada con muy poco presupuesto, pero alcanzó el éxito mundial en pocos meses, siendo nominada a los Oscar y ganadora del premio al mejor director en el Festival de Cannes. El argumento tenía muchas similitudes con su adolescencia, marcada por una apasionada y terapéutica afición al cine, y sus coqueteos con delitos menores ante la falta de atención de unos padres separados que le consideraban un estorbo. A partir de este período de juventud tan tormentoso, se entiende toda una vida y carrera cinematográficas en constante diálogo con su pasado.
Este documental se basa en las numerosas entrevistas al director, hábilmente conectadas con escenas de sus películas, muchas veces autobiográficas. También hay algunas grabaciones domésticas de la vida personal de Truffaut, que contribuyen a crear el perfil de un artista creativo, melancólico y más cercano con el público que la mayor parte de los directores de su generación, con los que había notables diferencias de carácter y modos de entender el trabajo y la vida.
Como es lógico, el documental muestra la influencia de la Nouvelle Vague en la consideración artística del cine clásico norteamericano, y de sus grandes directores como Alfred Hitchcock, John Ford o Howard Hawks, a los que se encumbra a la categoría de verdaderos autores y pioneros en la construcción del lenguaje cinematográfico. Una admiración que fue correspondida por la industria de Hollywood, que premió a Truffaut con el Oscar a la mejor película extranjera por La noche americana en 1975, y que contó con él como actor en Encuentros en la tercera fase (1977), uno de los primeros taquillazos de Steven Spielberg.
Además de una lección de cine y un brillante retrato biográfico, este documental es un sugerente reflejo sociológico de una época marcada por la crisis ideológica de Mayo del 68, y su respuesta cultural desde esta generación francesa de directores y guionistas que completaban, entre otros, Jean-Luc Godard, Alain Resnais, Jacques Rivette, Agnès Varda, o Louis Malle.
