Montse está entusiasmada con volver a reunir a toda la familia después de mucho tiempo en su casa de Cadaqués, en la Costa Brava. Un suceso inesperado complicará esta reunión en la que saldrán a la luz los conflictos del pasado.
El punto de partida no es especialmente original, y el director de la película, Dani de la Orden (El test, Loco por ella) y el guionista Eduard Sola (A través de mi ventana, La voluntaria), no han sido, hasta ahora, garantía de creatividad y medida en la construcción de personajes y el desarrollo dramático de una trama. A pesar de todo, la película tiene una primera parte en que el talento y espontaneidad de los actores y algunos diálogos, algo forzados pero con cierto encanto, impulsan una historia con muchas posibilidades de éxito en su combinación de comedia y drama.
Estas expectativas se van apagando a lo largo de la película, mostrando una superficialidad endémica que hace muy previsible y poco convincente el desarrollo del argumento. Hay demasiadas heridas abiertas para un tratamiento sin hondura ni personalidad, que contrasta con la oleada de sensibilidad en intimismo familiar del más reciente cine español.