Los católicos de Tierra Santa han de luchar por la reconciliación

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La violencia, las relaciones de los cristianos con judíos y musulmanes en Tierra Santa son los asuntos principales que se tratan en un documento que acaba de publicar el Patriarcado Latino de Jerusalén.

Con respecto a la violencia y el terrorismo, el documento es tajante. «Hemos condenado y condenamos sobre todo el terrorismo, la violencia extrema y organizada, que tiene por objeto herir y matar a inocentes para suscitar por este medio un apoyo a su propia causa (…). En el caso del terrorismo hay dos culpables: ante todo los que ejecutan esos actos, los que los inspiran y los apoyan, y, en segundo lugar, aquellos que mantienen las situaciones de injusticia que provocan el terrorismo».

La misión de los católicos en el conflicto es realizar «gestos concretos de paz, que se oponen a la cultura de la muerte y que contribuyen a una cultura de la vida». El texto aboga por la enseñanza de un «Evangelio de la no violencia activa y creativa con nuestras actitudes, palabras y actos. Hacer la paz no es una táctica, sino una manera de vivir».

El segundo tema tratado es las relaciones entre católicos y judíos en el Estado de Israel. «Con toda la Iglesia lamentamos -señala el texto- las actitudes de desprecio, los conflictos y la hostilidad que han caracterizado la historia de las relaciones judeocristianas». En el caso de Palestina, donde los cristianos son en su mayoría árabes, el problema se complica por el hecho de que el Estado de Israel y el mundo árabe se encuentran en conflicto desde 1948.

«Como Iglesia, somos testigos de la ocupación militar israelí continua de los Territorios Palestinos, y de la violencia sanguinaria entre los dos pueblos. Juntos, con todos los hombres y mujeres de paz y de buena voluntad, incluidos numerosos israelíes y palestinos, judíos, cristianos y musulmanes, estamos llamados a ser al mismo tiempo la voz de la verdad y una presencia que cura las heridas». Y el texto puntualiza: «La Iglesia católica enseña que el diálogo con el pueblo judío es algo diferente de las opciones políticas del Estado de Israel». Por eso, «la existencia del Estado de Israel y sus opciones políticas no deben ser vistas desde una perspectiva religiosa sino en referencia a los principios comunes de la ley internacional».

Puente entre judíos y musulmanes

La convivencia entre cristianos y musulmanes es el tercer gran tema del documento. Esta relación está regida por dos principios. En primer lugar, «cristianos y musulmanes pertenecemos a un solo pueblo; compartimos la misma historia, lengua, cultura y sociedad»; en segundo lugar, «en cuanto cristianos árabes estamos llamados a ser testigos de Jesucristo en nuestra sociedad árabe y musulmana, al igual que en la sociedad israelí judía». Aunque las relaciones entre cristianos y musulmanes palestinos son «en general buenas», el texto no oculta las dificultades que han surgido: «Ignorancia y prejuicios recíprocos, un vacío de autoridad que provoca inseguridad, una discriminación que tiende a la islamización en algunos movimientos políticos, amenazando así no solo a los cristianos, sino también a numerosos musulmanes deseosos de una sociedad abierta».

El texto advierte de las consecuencias de la islamización para los cristianos. «Cuando la islamización constituye una violación de la libertad de los cristianos, insistimos en la necesidad de respetar nuestra identidad y nuestra libertad religiosa».

También Sobhy Makhoul, secretario del Exarcado maronita, en unas declaraciones hechas a la agencia Veritas en Madrid, subraya que los cristianos en Tierra Santa están llamados a desempeñar un papel decisivo para lograr el perdón y la paz entre israelíes y palestinos. «La Iglesia de Tierra Santa -dice- puede representar un puente entre judíos y musulmanes por una sencilla razón: el cristiano, más que el judío o el musulmán, cree en el perdón, en la gratuidad del perdón que ha conocido en la persona de Jesucristo. No es una cuestión de piedad, sino de tener una posición que crea una mentalidad nueva».

«El papel del cristiano -continúa- es dar testimonio con su vida del valor del perdón para crear un ambiente de tolerancia. Para conseguir la paz es necesaria la justicia; para conseguir la justicia es necesario el perdón. Los que pueden dar testimonio de esto son precisamente los cristianos de Tierra Santa».

Es un deber de las dos partes aceptarse recíprocamente, dice. «Los judíos deben aceptar que hay un pueblo palestino con su historia y su tradición, con el derecho a vivir en un Estado. Ningún motivo o justificación bíblica, nacionalista o de seguridad puede negar a los palestinos este derecho». A su vez, «los palestinos no tienen derecho a negar la existencia del Estado israelí».

Para llegar a la paz, Makhoul señala la educación como campo prioritario de actuación. «Los niños de ambas partes -comenta- crecen en un clima de violencia, en esta como en cualquier otra guerra, aprenden que ese es el único modo de afrontar la realidad. Hay que romper este círculo vicioso. El papel educativo de los cristianos es importante. En muchas de nuestras escuelas católicas privadas hay muchos musulmanes. Y la tarea es educar en la paz».

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