La Iglesia cubana saldrá en la TV durante la pandemia

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Instituto Cubano de Radio y Televisión en La Habana

El Instituto Cubano de Radio y Televisión, en La Habana

 

El gobierno cubano ha decidido permitir que la Iglesia católica lleve su mensaje a los medios de difusión durante la Semana Santa, y también los días de precepto en que los fieles no puedan acudir a los templos, mientras dure la situación de excepcionalidad impuesta por el coronavirus.

La decisión de La Habana no es un reconocimiento formal de un derecho de la Iglesia a difundir su mensaje por los medios de comunicación, que en Cuba son todos estatales y al servicio de la propaganda del Partido Comunista. Es respuesta a una solicitud de los obispos cubanos, presentada el pasado 24 de marzo a la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido, el organismo cuya autorización se necesita para importar material bíblico, renovar el permiso de estancia a un sacerdote extranjero, hacer obras en un lugar de culto, etc.

Pedían los prelados que, “con el fin de que el pueblo creyente tenga la oportunidad de cierta participación en los misterios de Cristo”, las autoridades accedieran a que cada obispo pudiera transmitir por radio un mensaje en los cuatro días centrales de la Semana Santa, “así como en los domingos sucesivos mientras estén suspendidas las celebraciones públicas”. Además, solicitaban que fueran televisadas las celebraciones presididas por el Papa Francisco, y las del cardenal Juan de la Caridad García Rodriguez, arzobispo de La Habana.

Y petición escuchada: cada obispo tendrá una alocución radiada de 30 minutos en su diócesis, en las mañanas del Domingo de Ramos, Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de Resurrección, más los domingos siguientes, hasta el fin de la cuarentena. Por su parte, el Canal Educativo –marginal en el sistema de la TV cubana– transmitirá el Vía Crucis que presidirá el Papa en Roma. Además, ese mismo canal emitirá el 5 de abril la película Jesús de Nazaret, de Franco Zefirelli: un verdadero gesto, pues los medios de comunicación estatales, tanto en Semana Santa como en Navidad, no emiten cine ni programas de tema religioso. De hecho, para muchos cubanos no creyentes, el 25 de diciembre es simplemente el “feriado del Papa”, en alusión a que el gobierno empezó a darlo como no laboral con ocasión de la visita de Juan Pablo II en enero de 1998.

El secretariado de la Conferencia Episcopal ha agradecido a las autoridades “la atención prestada”.

Lo que se publica y lo que no

Contra lo que algunos medios han publicado, no se trata de una “decisión histórica” del gobierno de La Habana. Ya en los días y meses previos a la visita de Juan Pablo II, las referencias en la televisión, la radio y la prensa a festividades y figuras católicas se hizo más frecuente y en tono bastante constructivo. Se mostraban con orgullo las imágenes del Papa mientras recibía en el Vaticano a Fidel Castro, y la invitación que este le formulaba.

Tiempo después, ya con Castro en primera fila en la misa del Pontífice en La Habana, la visita fue vendida como una muestra de la cordialidad y el respeto con que el Estado trataba a la Iglesia. Desde entonces, las celebraciones de Semana Santa y Navidad empezaron a ser transmitidas regularmente por la TV cubana, si bien en canales de menor audiencia y no sintonizables por todos los televisores.

Pero nunca ha dejado de hacerse notar el tic anticlerical de la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista Cubano. Muestra de ello es lo que sucedió durante la transmisión de la beatificación de un religioso del siglo XIX, fray Olallo Valdés, en noviembre de 2008: a la misma hora de la ceremonia se emitió por otro canal Amén, de Costa-Gavras, una película muy crítica con el papel de Pío XII frente al nazismo durante la II Guerra Mundial.

El régimen sigue mostrándose selectivo con todo lo que atañe a la Iglesia católica. Así, en febrero pasado, el presidente Miguel Díaz-Canel se fotografió sonriendo junto al cardenal neoyorquino Timothy Dolan, durante un encuentro en La Habana, en el que “conversamos cordial y francamente sobre la realidad cubana”, publicó el presidente en su cuenta de Twitter. En cambio, no ha aparecido en los medios oficiales que un sacerdote de la pastoral penitenciaria haya acudido recientemente a una prisión y haya tenido que pedir que le trajeran de vuelta a un periodista católico allí recluido, a quien habían esposado y se habían llevado en cuanto comenzó a relatarle las pésimas condiciones del penal.

Así, más que una “decisión histórica” para con la Iglesia católica cubana, los espacios concedidos a los obispos en esta Semana Santa son solo una excepción, entre otras motivadas por la pandemia.

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