Del 10 al 15 de enero, la catedral de Canterbury acogió la Reunión de Primados de la Comunión anglicana, destinada a evitar una escisión por diferencias doctrinales. La solución adoptada ha sido apartar temporalmente a la Iglesia episcopaliana, partidaria del matrimonio homosexual, así como de la ordenación de homosexuales declarados.
Los recientes planteamientos de la Iglesia episcopaliana “representan un claro distanciamiento de la fe y el magisterio defendido por la mayoría de nuestras provincias sobre la doctrina del matrimonio”, afirmaba el comunicado final de la Reunión de Primados, publicado el día 15. No obstante, el distanciamiento de los episcopalianos no ha dado lugar al cisma augurado por los medios, sino a una serie de sanciones temporales.
Un “buen desacuerdo” era lo esperado
Era la primera vez desde 1998 que el arzobispo de Canterbury, actualmente Justin Welby, lograba reunir a los 38 primados anglicanos, aunque fuera solamente para llegar a lo que él llamó un “buen desacuerdo”. La Reunión de Primados es uno de los principales instrumentos de gobierno de la Comunión anglicana; el otro órgano relevante es la Conferencia de Lambeth, celebrada normalmente cada diez años.
“Queremos estar juntos para escucharnos unos a otros en servicio a Jesucristo, y no centrarnos solamente en la cuestión de la sexualidad, sino también en grandes cuestiones que están afectando a la gente en todo el mundo: guerra, persecución, violencia religiosa”, dijo el arzobispo en una entrevista para BBC Radio 4.
No obstante, la “cuestión de la sexualidad” –de la homosexualidad, en concreto– estaba llamada a ocupar el primer plano en el encuentro, y así lo constató el comunicado final. Hasta la fecha, la postura de la Comunión anglicana con respecto a la homosexualidad no ha sido precisamente unánime.
La homosexualidad: una cuestión prioritaria
El documento de la Conferencia de Lambeth de 1998, la última a la que asistieron todos los primados, declaraba que “la mayoría de los obispos no están dispuestos a bendecir las uniones del mismo sexo o a ordenar a homosexuales activos”. También rechazaba, en términos generales, “la práctica homosexual por ser contraria a la Escritura”, al tiempo que invitaba a la atención pastoral “de todos, con independencia de la orientación sexual”.
Sin embargo, las declaraciones de 1998 se convirtieron pronto en papel mojado, pues en mayo de 2003 un homosexual declarado fue elegido obispo de Reading (Inglaterra) –aunque la fuerte oposición le llevó a rechazar el cargo– y pocos meses después Gene Robinson, homosexual activo, fue ordenado obispo episcopaliano de New Hampshire (Estados Unidos). Los líderes anglicanos auguraron que este hecho “pondría en peligro el futuro de la misma Comunión”.
En cierto modo así fue. La incapacidad del arzobispo de Canterbury –cuyo primado es solamente “de honor”– para proteger un cuerpo de doctrina único dio paso a las divisiones. La oposición de gran parte del llamado “Global South” –25 de las 38 provincias anglicanas– a las tesis episcopalianas sobre la homosexualidad dio lugar a un encuentro en Jerusalén en 2008 –la Global Anglican Future Conference (GAFCON)– como alternativa al a Conferencia de Lambeth de ese mismo año.
Poco después de GAFCON se creó la Iglesia Anglicana de Norteamérica. Pese a no estar reconocida como parte de la Comunión, Justin Welby invitó al Arzobispo Foley Beach, cabeza de la rama escindida, a tomar parte en la Reunión de Primados. Un gesto elocuente que puede arrojar algo de luz sobre las conclusiones del encuentro.
“Las divisiones son una obscenidad”
Las palabras que Welby dirigió a los primados el segundo día de la Reunión se refirieron a las desavenencias dentro del anglicanismo: “Tomamos fácilmente nuestras divisiones como si fueran normales, pero son de hecho una obscenidad, una negación de la llamada de Cristo y su sostenimiento de la Iglesia (…). Algunos dicen que esto no importa, pues Dios ve la verdadera unidad espiritual y la Iglesia sigue creciendo en el mundo. Esto es cierto por el momento, pero el mundo no ve la Iglesia espiritual, sino un cuerpo herido y dividido”.
El arzobispo de Canterbury también aludió a la referida división en torno a la moral sexual. “La moral sexual nos divide en las cuestiones sobre la homosexualidad”, afirmó.
Uno de los recursos del arzobispo para promover la unidad ha sido el de invitar al teólogo católico canadiense Jean Vanier para hablar a los primados sobre la reconciliación. Vanier “no ocupa ningún papel en nuestros enfrentamientos, pero hablará de Jesús y nos ayudará a profundizar en nuestro amor por Él”, dijo Welby. “La desunión presenta al mundo una imagen falsa de Jesucristo. La falta de verdad corroe y destruye la unidad”.
La Iglesia episcopaliana, “en cuarentena” por tres años
El resultado más palpable de la Reunión de Primados han sido las sanciones impuestas a la Iglesia episcopaliana. El texto oficial evita palabras como “sanción” o “castigo”, e insiste en el “deseo unánime de caminar juntos”.
“Sin embargo –recoge el comunicado final–, dada la gravedad de estos asuntos, reconocemos formalmente el distanciamiento solicitando que la Iglesia episcopaliana no nos represente en las reuniones ecuménicas (…) por un periodo de tres años”. Y añade que, aunque sigue perteneciendo a la Comunión anglicana, dicha Iglesia “no tomará parte en la toma de decisiones ni en otras cuestiones relativas a la doctrina o el gobierno”.
“La doctrina tradicional de la Iglesia, a la luz de la enseñanza de la Escritura, reconoce el matrimonio como una unión fiel y de por vida entre un hombre y una mujer. La mayoría de los reunidos reafirma esta doctrina”, concluye el comunicado.
Los primados vinculados a GAFCON han aplaudido la resolución, aunque la consideran solamente una “victoria parcial”, pues el texto no aplica las sanciones a la Iglesia anglicana canadiense –afín a los episcopalianos–, ni invita a estas provincias a expresar arrepentimiento.
“Expresamos nuestras dudas sobre la efectividad de las sanciones acordadas”, dijeron los arzobispos Eliud Wabukala y Peter Jensen, promotores de GAFCON. “La continua fragmentación de la Comunión no es solamente el resultado de relaciones frustradas, sino que es causada por el rechazo persistente de la fe bíblica y apostólica”. Se esperaba que algunos primados vinculados con GAFCON abandonaran la reunión como muestra de desacuerdo; finalmente, solo uno de ellos lo hizo: Stanley Ntagali, arzobispo de Uganda.
Por su parte, los episcopalianos han expresado su dolor frente al comunicado, al tiempo que han reiterado su adhesión a la CA. “Este no es el resultado que esperábamos y, si bien estamos decepcionados, es importante recordar que la Comunión anglicana no es realmente una cuestión de estructura y organización”, sostiene Michael Curry, presidente de la Iglesia episcopaliana.