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Jóvenes israelíes dejan la guerra para otros

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Mientras los políticos siguen mostrándose incapaces de llegar a la paz en el conflicto palestino-israelí, cada vez más jóvenes israelíes logran alejarse de la guerra mediante excepciones para no hacer el servicio militar obligatorio. Si antes servir en el Ejército se consideraba un gesto indeclinable de solidaridad, ahora el atractivo del uniforme se ha debilitado por convicciones pacifistas o por razones de conveniencia.

Según los últimos datos proporcionados por el Ejército, cerca de 1 de cada 4 varones logran ser exceptuados del servicio militar que dura tres años. En el caso de las mujeres, cuyo servicio dura dos años, la cifra de exceptuadas llega al 43%. Además, casi el 20% no llegan a completar todo el tiempo de servicio.

En comparación, hace diez años solo el 10% de los varones invocaba una excepción para no hacer el servicio militar. De todos modos, aunque el ejército se presenta como la organización donde se funde todo el pueblo sin distinciones, la realidad es que no se le exige lo mismo a todos. Para los árabes de nacionalidad israelí, que forman el 20% de la población y que siempre han sido vistos con recelo, el servicio militar no es obligatorio.

También están fácilmente exceptuados los judíos ultra ortodoxos, que se dedican al estudio de la Thora en academias especiales. Paradójicamente, estos judíos, que suelen ser los más intransigentes a la hora de buscar soluciones en el proceso de paz la paz y los más partidarios de la mano dura con los palestinos, son los menos activos en la defensa nacional. Casi la mitad de las excepciones al servicio militar corresponden a este grupo.

El igualitarismo social del ejército también se ha puesto en cuestión, ya que cada vez más jóvenes de clase media y alta, que podrían ser los más cualificados como oficiales, buscan excusas médicas para no hacer el servicio militar.

En declaraciones al Christian Science Monitor (14-08-07), en un reportaje sobre esta cuestión, Ran Cohen, parlamentario del partido de izquierdas Meretz, dice. “Es preocupante. Servir en el ejército solía ser un claro ejemplo de solidaridad nacional. El hecho de que ya no sea atractivo indica un debilitamiento de la sociedad israelí”.

Junto al cansancio por una situación de conflicto prolongado y sin salida, influyen también las repercusiones de la ineficaz intervención militar en la guerra con Hizbullá en el Líbano hace un año. Las críticas a los mandos por esta guerra no ganada, han favorecido un clima más favorable a la objeción al servicio militar.

El ejército sigue siendo la institución más respetada del país. Sin embargo, incluso los que critican a los que escurren el bulto al servicio militar, dicen que el ejército debería apoyarse más en soldados profesionales que en reclutas.

En Israel existe desde hace tiempo un movimiento pacifista, que critica a los políticos y mandos militares por confiar en las soluciones bélicas en vez de empeñarse en lograr la paz con los palestinos. Esta actitud se ha manifestado en los últimos años en manifiestos de reservistas, que se han negado a participar en intervenciones militares en los territorios ocupados (cfr. Aceprensa 28/02), y de jóvenes que se declaran objetores al servicio militar en esos territorios, aun al precio de ir a la cárcel. Pero por lo general han sido grupos minoritarios. Lo nuevo es un creciente reconocimiento de que la búsqueda de la excepción al servicio militar no tiene por qué acarrear el oprobio social.

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