En Francia, se sigue discutiendo sobre laicidad, a pesar de la abundancia de leyes –desde la famosísima de 1905–, reglamentos y circulares, que intentan regular casi todo. De hecho, el Gobierno prometió el pasado abril elaborar una especie de código de laicidad y libertad religiosa. Pero el debate es tan intenso que suele acabar en el Consejo de Estado, la máxima instancia jurisdiccional francesa en asuntos administrativos (una institución muy distinta de sus homónimos en otros países, como España). Ahora
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