Ruanda libera a 22.000 acusados de genocidio aún no juzgados

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El gobierno de Ruanda liberó el 5 de mayo a más de 22.000 presos acusados del genocidio de 1994, tras pasar varios años en prisión sin juicio. Nada más comenzar el año 2003, el gobierno del presidente Kagame anunció un plan para estudiar la posibilidad de liberar entre 30.000 y 40.000 presos pertenecientes a ciertas categorías entre los más de cien mil reclusos en espera de juicio por las matanzas de 1994. Se trataba de los más jóvenes, aquellos que hubieran confesado y manifestado arrepentimiento, y los que estuvieran enfermos o fuesen ancianos.

Un decreto presidencial ha hecho realidad ese plan. Desde el pasado 5 de mayo, tras pasar un periodo de reeducación de tres meses en 18 centros denominados «campos solidarios», han sido liberados más de 22.000 presos en espera de juicio. La libertad concedida es provisional hasta la celebración del juicio.

En algunos casos, la reeducación de los presos acusados ha incluido el trabajo en la construcción de viviendas para los supervivientes de la masacre en la que tutsis y hutus moderados murieron a manos de tropas regulares y milicias de hutus extremistas. «Hemos elegido esas actividades porque pueden ayudar a unir y reconciliar a las dos partes del genocidio», ha señalado Aimable Twagiramutara, gobernador de la provincia de Butare.

En las cárceles ruandesas quedan unos 80.000-90.000 presos pendientes de juicio. Según Amnistía Internacional, un alto porcentaje de los acusados de genocidio son inocentes.

No solo va lenta la justicia ruandesa, que se ocupa de los implicados comunes. Tampoco ha hecho grandes progresos el Tribunal Penal Internacional de Arusha (Tanzania), que ha de juzgar a los responsables políticos y militares del genocidio. Desde que comenzó a funcionar, en 1995, ha dictado 13 sentencias, y actualmente tiene 63 casos sin concluir. A diferencia del Tribunal Penal Internacional de La Haya que juzga los crímenes cometidos en la ex Yugoslavia, el Tribunal tanzano, descuidado por la ONU y olvidado por la opinión pública occidental, cuenta con escasos medios humanos y materiales (ver servicio 29/98).

El 7 de abril pasado tuvo lugar una ceremonia ecuménica en memoria de las víctimas del genocidio que causó la muerte a cerca de un millón de personas en Ruanda, país que en aquellos momentos contaba con 7 millones de habitantes

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