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¿Quién se acuerda de la clase media?

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El debate sobre la desigualdad tiende a centrarse en lo que pasa en los extremos de la sociedad, subrayando las diferencias que se dan entre el decil más rico y el más pobre de la población. Pero este enfoque puede pasar por alto un fenómeno todavía más tóxico: la mezcla entre una elevada desigualdad y una débil clase media.


Una versión de este artículo se publicó en el servicio impreso 01/15

El informe de la OCDE Trends in Income Inequality and its Impact on Economic Growth (ver artículo relacionado) se fija en la relación entre la renta del 10% más pobre y la del 10% más rico en una veintena de países. Lo que le permite llamar la atención sobre el aumento de la desigualdad en Suecia, Finlandia y Noruega, entre otros países ricos.

Lo que no dice el informe es que estos tres países, al igual que Canadá y Holanda, están en el grupo de los que en los últimos años han logrado crear una sólida clase media, con unos ingresos medios más altos y una mayor movilidad social hacia arriba. Cosa que no ocurre en EE.UU., donde el aumento de la desigualdad coincide, además, con la erosión de la clase media (cfr. Aceprensa, 7-06-2014).

Allí el porcentaje de adultos de clase media se ha reducido del 61% en 1970 al 54% en 2001 y al 51% en 2011. Esta reducción de la clase media no quiere decir que todos hayan salido perdiendo; más bien se manifiesta en un mayor porcentaje de personas de menores ingresos y también en un aumento de las de mayor renta.

Una clase media robusta es el revulsivo más potente del crecimiento económico a la vez que favorece la igualdad

La polarización del empleo

The Washington Post se ha ocupado recientemente de este problema en una serie de seis artículos dedicados a la clase media. En ellos analiza por qué la clase media de EE.UU. se ha reducido y ha perdido riqueza en las pasadas décadas, y propone medidas “para que la economía vuelve a funcionar de nuevo para todos”.

Al periodista del Post Jim Tankersley le preocupa sobre todo que cada vez más gente se esté quedando atrapada en empleos poco cualificados. Y subraya –con un estudio publicado por investigadores de la Universidad de Harvard y la de California en Berkeley– que las regiones del país con una clase media más amplia son también aquellas en las que es más fácil progresar en la escala social.

En la creciente desigualdad, influye el impacto de la tecnología sobre los distintos empleos. Sara de la Rica, catedrática de Economía de la Universidad del País Vasco, llama la atención sobre el proceso de “polarización del empleo” que se observa en los países desarrollados: desaparecen los trabajos que requieren actividades rutinarias y emergen, en cambio, los de mayor cualificación, donde se precisan habilidades cognitivas e interactivas. También subsisten los empleos que, si bien requieren bajos niveles de cualificación, necesitan de capacidades como la adaptabilidad o la interactividad (por ejemplo, los relacionados con servicios y cuidados personales).

Una consecuencia de este fenómeno es el aumento de la desigualdad en el mercado de trabajo: “Si los trabajos rutinarios, que precisan de cualificaciones medias, desaparecen mientras que emergen aquellos que están tanto en la parte inferior como en la parte superior de la distribución de cualificaciones, estamos ante una situación que favorece claramente el crecimiento de la desigualdad”, escribe en El País.

Para de la Rica, luchar contra esta forma de polarización exige tender puentes entre la educación y el empleo: “A corto plazo, es posible que esta tendencia hacia una mayor desigualdad sea inevitable. Sin embargo, a medio y largo plazo, las sociedades debieran comprometerse con la enseñanza de habilidades cognitivas desde la educación primaria y secundaria para todos los ciudadanos”.

A más clase media, más oportunidades

El think tank estadounidense Center for American Progress, de orientación izquierdista, lleva años advirtiendo que el debate sobre la desigualdad es inseparable de la preocupación por la clase media. En uno de los documentos que mejor resume su postura subraya que una clase media sólida es el revulsivo más potente del crecimiento económico a la vez que favorece la igualdad.

Las regiones de EE.UU. con una clase media más grande son también aquellas en las que es más fácil progresar en la escala social

El informe, titulado The American Middle Class, Income Inequality, and the Strength of Our Economy (1) sintetiza las cuatro razones principales que los economistas suelen citar sobre los beneficios que una clase media robusta proporciona a un país.

1. Favorece el desarrollo del capital humano (conocimientos, habilidades…) y un mayor nivel de educación. Que las familias tengan cierta seguridad económica es clave para que puedan invertir en el progreso de sus hijos.

2. Contribuye a aumentar la demanda, mientras que un consumo menor y la dependencia de los préstamos terminan siendo una rémora para el crecimiento.

3. Estimula la inversión. Aquí la presunción es que a más seguridad económica, habrá más emprendedores dispuestos a asumir riesgos. También es más probable que quienes crecen en hogares de clase media accedan al tipo de educación que se requiere para poner en marcha un negocio.

4. Apoya y exige instituciones políticas y económicas inclusivas: desde el gobierno eficaz y los derechos de propiedad hasta la transparencia y la inversión en servicios públicos.

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Notas

(1) Heather Boushey y Adam S. Hersh, The American Middle Class, Income Inequality, and the Strength of Our Economy. New Evidence in Economics. Center for American Progress, mayo de 2012.

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