¿Qué pueden aportar los intelectuales y los comunicadores a una sociedad en la que determinadas ideas están mal vistas? ¿Basta desatar la lengua contra los censores de turno, sin preocuparse de decir nada valioso? Frente al rugido de los indignados de todos los partidos, el regreso a la moderación y a la actitud reflexiva se presenta como un paso necesario para suavizar los conflictos. En una de sus largas entrevistas a Benedicto XVI (Luz del mundo, 2010), el periodista Peter
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